El Universal ha publicado una nota sobre los arqueólogos mexicanos que trabajan en Magdala, en lo que fue la región bíblica de Galilea.
Nada más nótese el encabezado de la noticia: “Arqueólogos mexicanos rastrean los pasos de Jesús en Galilea”.
Bien, ahora, léase la posición de uno de los investigadores: “el arqueólogo Luis Barba apunta que hasta ahora los datos sólidos y científicos sólo muestran que hubo un grupo de gente viviendo en ese espacio y en ese tiempo, pero que “de eso a identificar a una persona en particular no es posible. Hay un límite para la interpretación de los datos y ese límite nos dice, hasta ahora, que sí existió el pueblo, que sí es del siglo I, que el tipo de cerámica, vidrio y las monedas recuperados en la excavación indican que sí vivieron judíos en ese lugar”.
Ni porque el arqueólogo lo señaló pudieron enfocar de manera objetiva la noticia: la arqueología bíblica, como ciencia, pretende la exploración de los sitios nombrados en la Biblia (en tanto que su existencia sea posible). No existen medios actuales en dicha ciencia, como para seguir la huella a ningún personaje. Por tanto, en esta investigación conjunta, se busca aportar más datos al contexto histórico y cultural del sustrato fáctico de las obras literarias recogidas en la Biblia. Que esos resultados después se aporten a la interpretación crítica de la Biblia, eso ya entra en el campo de la teología, sobre lo que ninguno de los arqueólogos pretende trabajar.
Concluye el o la periodista (Abida Ventura), con la siguiente reflexión, después de referir sitios descubiertos por la arqueología bíblica: “Pero hay otros como el Arca de Noé, el Jardín del Edén, Sodoma y Gomorra, el Éxodo o La Tumba pérdida de Jesús, que siguen siendo los grandes enigmas de la arqueología bíblica […] esto no les quita el sueño a los creyentes que tienen como libro de cabecera a la Biblia porque su fe no requiere pruebas.”
Vergonzosa la redacción (“La Tumba”, con mayúscula, y luego califican a la tumba como “pérdida”, adjetivo inexistente. Será “perdida”), y desinformado el fondo. Ni el arca de Noé, ni el jardín del Edén son objeto de la arqueología bíblica, porque no son sitios factibles; pertenecen a la tradición judía, a cierto estilo literario, y no a la topografía terrestre. Sólo expediciones fantasiosas de determinadas ramas protestantes (pues la fe católica no asume esos relatos como históricos) buscan tales lugares, pero eso no es ciencia. Y Sodoma y Gomorra, el Éxodo (nombrado como si fuese un lugar, y no más bien una expresión literaria con el trasfondo religioso de la historia de la salvación hebrea) y la tumba de quien sea van en lo mismo: no son plausibles de conocimiento científico.
Ni comentar el pedante corolario sobre los creyentes ignorantes; una vez más, la fe católica (si bien hace falta formar a los fieles en dicha fe) no clama la historicidad de todo contenido bíblico.
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[] Noticia: Arqueólogos mexicanos rastrean los pasos de Jesús en Galilea