James Grant, jurista de la Universidad de Oxford, ha señalado que con la más reciente reforma al sistema judicial de Gran Bretaña (por la que se creó la Suprema Corte de Justicia, cuyas funciones correspondían antes al Comité de Apelaciones de la Cámara de los Lores), se consolida la intención de despojar al Parlamento del poder de decisión sobre asuntos políticos, para que estos sean decididos en última instancia por el poder judicial.
Grant señala que a pesar de que “los jueces aún tienen que jurar lealtad a la Corona”, la Suprema Corte se negó a adoptar en su nuevo edificio cualquier símbolo de la realeza, lo que muestra esas ansias de algunos jueces por asumir un poder que, al menos en el Reino Unido, quizá no deban tener.
En un país celosamente parlamentario, Tom Bingham, miembro retirado de la Cámara de los Lores, señala que los británicos no “desafiaron el poder papal en el orden espiritual, y al poder real en el orden terrenal, para ahora verse amenazados por las decisiones de jueces que no han sido electos por la población”.
El futuro pues de la función judicial en el Reino Unido se parece cada vez más y más a la función decisivamente política que tiene la Suprema Corte de Estados Unidos, lo que por supuesto no sienta bien al Parlamento británico que, si bien sus leyes no pueden ser rechazadas por la Suprema Corte, ahora se ven cuestionadas por una nueva tendencia judicial en la interpretación de la Ley de Derechos Humanos de 1998, a través de la cual los jueces pueden declarar a las leyes del Parlamento como “violatorias de los derechos humanos”, lo que en Gran Bretaña, de arraigada costumbre utilitarista, es considerado más bien propio del escenario político, y no del jurídico.
Lo que Gran señala como escandaloso es que los jueces “a través de la interpretación, podrán extender o incluso cambiar el significado de nuestras leyes”. Eso, para una nación democrática, sería inadmisible, pues sólo sus funcionarios electos pueden hacerlo.
Un país donde los jueces hacen lo que quieran con las leyes no puede llamarse democrático. La discusión sería muy pertinente en nuestro país, por la a veces sumisa y siempre caprichosa Suprema Corte que tenemos.
Enlace:
[] Noticia: From parlamient to the Courts: The judges are stealing our freedom
.jpg)
