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domingo, 31 de enero de 2010

¿Por qué tan cretinos?

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Llaman la atención dos temas que en la actualidad, los medios masivos de información han destacado en sus espacios. Pero sin duda son los comentarios de los expertos en torno a ellos, lo que causa mayor alharaca.

El primero se da en el contexto del año electoral, donde se renovarán los puestos de gobernadores y demás cargos de elección popular en varias entidades federativas, y las posible alianzas entre partidos políticos, que si en verdad se rigieran por el contenido de sus llamados documentos básicos –declaraciones de principios, estatutos y demás escritos, que como diría un célebre maestro “no sirven ni para limpiarse el cutis”-, no se atreverían si quiera a proponerlas.


Y los comentarios de los expertos periodistas o de los ágiles políticos no se dejan esperar, en el sentido de que esas alianzas son de gran utilidad para darle el empujón que le falta a nuestra incipiente democracia.
De los políticos, personajes contradictorios por antonomasia, no se podría esperar otra cosa: justificar las peores acciones con tal de allegarse del poder. Aún así, no se puede dejar pasar los comentarios del otrora camarada del salinismo Manuel Camacho Solís:
“…Se entiende que una facción dura le siga queriendo regatear a Felipe Calderón el liderazgo del partido, sobre todo en el horizonte de la candidatura presidencial… ¿La ley es fraudulenta? ¿Construir mayorías para hacer avanzar la democracia, proteger los derechos humanos y mejorar el gobierno es antidemocrático?”

Este abyecto personaje en verdad desprecia no sólo la memoria, sino la inteligencia mínima del ser humano. Hace menos de cuatro años desconocía además del “liderazgo” partidista de Felipe Calderón, la elección presidencial (con razones fundadas, ciertamente), donde legalmente, don Calderón fue declarado ganador. Y ahora reprocha como un partidario más del calderonismo, el regateo por parte de los panistas “enemigos”.

Por otra parte, su justificación para semejante alianza (PRD-PAN) cae por decir lo menos, en lo absurdo, ¿qué avance tiene la democracia social y económica, o incluso la electoral con alianzas facciosas?, ¿cuáles derechos humanos se violan con los actuales gobiernos, como para justificarlas?
En el mismo tenor, Denise Maerker titula burlonamente su columna del 25 de enero de 2010: “¿Por qué tan enojados?”, donde no ata ni desata y en cambio justifica las alianzas comparadas por algunos, con bestias mitológicas:
“Está claro que en una democracia consolidada la alianza entre dos partidos ideológicamente en las antípodas resultaría improbable e improductiva. ¿Qué agenda lo justificaría? ¿Por qué no mejor aliarse con fuerzas políticas cercanas? Pero nosotros no estamos ahí. En una democracia incipiente como la nuestra, peor aún en estados como Hidalgo y Oaxaca, el eje en torno al cual se acomodan las fuerzas es el de autoritarismo versus democracia. Y entonces la alianza entre contrarios no sólo se explica sino que resulta vital y necesario para el avance democrático.”

Resulta importante recordar los tiempos donde este tipo de “intelectuales” justificaban la victoria de Vicente Fox, con la poca afortunada declaración de que “es importante para la nueva democracia que caracteriza a nuestro país, la alternancia de partidos en el poder”, o que había nacido un nuevo sistema político a partir de las elecciones del dos de julio de dos mil y que indudablemente éste se encontraba en una etapa de consolidación.

Todas esas falsas ideas, se desmoronaron en el afortunado –sólo para la comedia mexicana- sexenio foxista-panista. Pero parece que estos encomiables analistas vuelven a la carga, y en esta ocasión creen que para la consolidación de la nueva (bis) democracia mexicana, es necesario todo tipo de alianzas incomprensibles e incluso vital para el avance de la misma, es decir, sin ellas no podría vivir la tan sobada democracia.

Es dable mencionar el concienzudo análisis que hace el controvertido, pero no menos conspicuo doctor Miguel Covián Andrade, en su intitulada obra “El sistema político mexicano. Legitimidad electoral y control del poder político”. Resume en la introducción de la obra todas esas absurdas ideas con su tesis del “cambio sin cambio, para que todo siga igual”, y que realmente ese “cambio de sistema político” significaba manipulación electoral.

El segundo punto, lo hablaremos el día de manaña.

Mauricio Gutiérrez González

Enlace:

[] Noticia:El 2012 se define hoy. Manuel Camacho Solís.
¿Por qué tan enojados? Denise Maerker.

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