En la década de los años cuarenta surgió un dueto musical llamado “Las Jilguerillas”, estaba formado por dos hermanas, Amparo e Imelda Higuera, dedicadas a la interpretación de música vernácula.
Uno de los grandes éxitos de las Jilguerillas lleva el mismo nombre con que se titula este escrito. La situación que aborda este tema musical –los emigrantes mexicanos que se establecen en Estados Unidos–, es un problema que el país enfrenta y que, desde los años en que tomó auge la referida canción no ha podido resolver.
Al ser un tema tan añejo y de gran complejidad, en las siguientes líneas solo se tratara uno de los hechos que más antigüedad tiene: los braceros que laboraron en los Estados Unidos durante las Segunda Guerra Mundial y hasta el año de 1966.
El programa bracero inició en el año de 1942, con la firma de un convenio entre México y Estados Unidos, con el objeto de que ciudadanos mexicanos emigraran hacia el país vecino del norte para trabajar en el sector agrícola. En años posteriores se firmaron convenios similares hasta 1966.
El primer convenio establecía que a cada bracero se le descontara el diez por ciento de su salario como garantía de su retorno a México. El dinero acumulado fue transferido de bancos estadounidenses hacia bancos de Crédito Agrícola mexicanos.
Lo increíble del asunto fue que el gobierno mexicano nunca entregó los dineros que por derecho le corresponden a los trabajadores mexicanos.
En 1999 los braceros y las familias de los ya fallecidos demandaron la devolución de su dinero y el pago de intereses generados hasta la fecha.
En 2001, la Cámara de Diputados, formó una Comisión Especial, para investigar el caso. El presidente de dicha comisión, solicitó al presidente hacer un reconocimiento explícito del adeudo que la nación tiene a favor de los braceros.
Después de que la presidencia y varios legisladores de ambas cámaras consideraran que la deuda era impagable, se creó un programa de ayuda social que consistió en la entrega de sesenta mil pesos por ex bracero y su inscripción en el IMSS.
Después de viciosos manejos en el programa de ayuda social y condiciones ventajosas para el gobierno mexicano, muchos de los braceros y familiares se han inconformado e iniciado varios proceso judiciales en contra del gobierno.
Después de seguir un vía crucis legal, muchos de los ex braceros no han conseguido la devolución de los fondos que ganaron con el arduo trabajo desempeñado en campos estadounidenses.
“...Pero yo sentí muy gacho regresar a mi terruño de bracero fracasado sin dinero y sin hilacho” (Fragmento de la canción “El bracero fracasado”. Año: 1944).
Mauricio Gutierréz González
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