Ástor Piazzolla nació en Mar del Plata Argentina en 1921, hijo de inmigrantes italianos se mudó a Nueva York a los 3 años de edad y aprendió a tocar el bandoneón a los 8, desde chico mostró una gran facilidad para el instrumento y además de los inevitables tangos estudió en él la música de Bach y otros compositores Europeos. En 1934 conoció a Gardel quién, impresionado con el precoz talento del bandoneonísta, lo invitó a formar parte de su grupo, a pesar de que por decisión de su padre Ástor no se unió al grupo, Gardel y Piazzolla colaboraron juntos en mas de una ocasión y sin duda la voz y el estilo del famoso cantante causó una fuerte impresión en el joven Piazzolla.
En 1938 se mudó a Buenos Aires donde trabajó con Aníbal Troilo tocando el bandoneón y haciendo arreglos para su orquesta de tango.
Troilo fue uno de los primeros tangueros en introducir nuevos sonidos y efectos instrumentales al tango popular y seguramente tuvo una fuerte influencia en la imaginación de Piazzolla. A pesar de haber tenido una buena relación durante la mayor parte de su colaboración, las aventuradas ideas de Piazzolla dejaron de ser aptas para un grupode baile popular (o al menos así lo veía Troilo) y en 1944 abandonó el grupo. Al mismo tiempo que trabajaba para Troilo, Piazzolla frecuentaba los ensayos de la Orquesta del Teatro Colón y estudiaba composición con el gran compositor Argentino Alberto Ginastera.
En 1954 recibió una beca para estudiar en Paris con la legendaria pedagoga Nadia Boulanger, con quién estuvo trabajando sobre sus composiciones clásicas, sin gran éxito. Fue casi por accidente que ella se enteró del pasado tanguero de Piazzolla y enunció la famosa frase “Ástor, tócame un tango” al escuchar la creatividad y sinceridad de su interpretación se dice que le gritó “¡Idiota!” y declaró que esa era su música, y que la usara pues era ahí donde radicaba su verdadero talento.
Piazzolla regresó a Argentina y se volvió la figura más importante en la creación, innovación y popularización del tango desde la muerte de Carlos Gardel. Además de abrirle las puertas de un nuevo público al tango Piazzolla fue una de las primeras figuras del arte “académico” en incursionar en el tango y le abrió nuevas y profundas posibilidades expresivas, muy a la manera de Kodaly o Villalobos, la diferencia esencial, siendo que Piazzolla no escribía música que aspirara a la tradición clásica, consistió en que mas que insertar el idioma argentino en la música clásica como lo hicieron los compositores mencionados, le abrió casi a la fuerza una nueva rama a la música clásica, sus mejores composiciones fueron escritas para su quinteto (bandoneón, violín, bajo, teclado y guitarra eléctrica).
Quizá por eso la música de Piazzolla haya tenido tanta resistencia por parte del público adepto a música clásica mas tradicional, sin embargo la seriedad con la que toman su música comienza a equipararse con su popularidad. No en poca medida gracias al patrocinio en forma de grabaciones que le han dado algunas de las figuras mas importantes de la música clásica hoy en día como el cuarteto Kronos o Gidon Kremer.
En 1968 Escribió una operita “Maria de Buenos Aires”, aquí interpretada por Gidon Kremer y su Kremerata Báltica.
En 1988 el Kronos Quartet grabó “Four, for Tango” la primera obra que Piazzolla les escribió.
Mas de diez años después de su muerte Piazzolla sigue siendo respetado por la mayoría de los adeptos al tango, y comienza a entrar sólidamente en el repertorio clásico.
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