La existencia de astrólogos, adivinos, lectores del tarot y demás personas que buscan lucrar con la ignorancia de los demás, siempre ha sido un mal difícil de controlar porque, para empezar, no todos están convencidos de que sean un mal; la mediocridad como producto de alguna enigmática formación de los astros es más fácil de digerir que entenderla como producto de nuestro actuar libre e (i)responsable. Si bien en México estas prácticas encuadran en el concepto de fraude , nada se ha hecho para perseguir a tales estafadores. Las razones van más allá de la desidia de las autoridades, pues la acreditación de los elementos de tal delito no es tan sencillo.
Podemos ver el caso de Inglaterra: bajo el Acta de Adivinos Fraudulentos de 1951, se establece que para lograr la condena del adivino, se tiene que probar su afán por engañar, es decir, que el adivino conocía que su “arte” era falsa. Algo tan difícil de probar ha redundado en muy pocas condenas, porque no dudamos que muchos en verdad se crean verdaderos “iluminados”. Sin embargo, esta Acta será remplazada en mayo de este año por las Nuevas Reglas de Protección al Consumidor . Estas reglas, homologadas para toda la Unión Europea, establecen que ahora será la responsabilidad del adivino, ante la acusación de un cliente, probar que no estafaron de alguna forma al cliente. Los resultados de esta nueva regulación están por verse, pero lo que es claro es que, si bien el ámbito penal ofrece pocas posibilidades para detener estos engaños, el ámbito de la protección al consumidor –al homologar estas prácticas con la prestación de cualquier servicio- tendrá más herramientas para detener a todo tipo de brujos, magos maestros y alimañas místicas.
Podemos ver el caso de Inglaterra: bajo el Acta de Adivinos Fraudulentos de 1951, se establece que para lograr la condena del adivino, se tiene que probar su afán por engañar, es decir, que el adivino conocía que su “arte” era falsa. Algo tan difícil de probar ha redundado en muy pocas condenas, porque no dudamos que muchos en verdad se crean verdaderos “iluminados”. Sin embargo, esta Acta será remplazada en mayo de este año por las Nuevas Reglas de Protección al Consumidor . Estas reglas, homologadas para toda la Unión Europea, establecen que ahora será la responsabilidad del adivino, ante la acusación de un cliente, probar que no estafaron de alguna forma al cliente. Los resultados de esta nueva regulación están por verse, pero lo que es claro es que, si bien el ámbito penal ofrece pocas posibilidades para detener estos engaños, el ámbito de la protección al consumidor –al homologar estas prácticas con la prestación de cualquier servicio- tendrá más herramientas para detener a todo tipo de brujos, magos maestros y alimañas místicas.
Alfonso Galván Robles
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