Por primera ocasión en el fútbol mexicano desde que se pasó a un formato de liguilla, se realizó un cambio al esquema de competencia que para muchos directivos tendría drásticos resultados. Uno de ellos y el más importante tendría que ver con la competitividad del torneo (sin pasar por alto que para los directivos de los equipos que conforman nuestra penosa liga, lo único que les interesa es obtener el mayor lucro posible de las piernas de los jugadores, y poco les importa el hecho de que desde hace más de dos décadas el fútbol mexicano se encuentra estancado en un bache del que sólo un milagro podría sacarlo), debido a que los veinte equipos integrantes de nuestro balompié nacional intentarían clasificarse dentro de los ocho mejores al final de la etapa regular de la competencia, sin importar los grupos, siendo relevante únicamente los puntos al final de la temporada.
El objetivo primordial fue un rotundo fracaso, debido a que como es costumbre dentro de nuestro sistema de competencia pueril, lo que más se exaltó fue el poco espíritu de triunfo, el nulo sacrificio dentro del terreno de juego, las pocas llegadas a los arcos, los ostensibles errores arbitrales, la abulia de los jugadores al no tener un verdadero espíritu de lucha y como mencionara el maestro Galeano, el fútbol pasó de ser un juego popular a una lucha descarnada por tener el mejor sueldo y el menor desgaste. Con mucha pena y sin temor a equivocarme, el fútbol mexicano dio muestra una vez más de que nuestra liga no es competitiva.
Gracias a esto, el Apertura 2011 con su “nuevo” modelo de competencia nos arrojó un nivel de fútbol paupérrimo, comparable con ligas de Centroamérica, -con la diferencia de que un jugador profesional hondureño gana el dieciocho por ciento de lo que gana un jugador profesional mexicano promedio-, un aburrimiento tremendo, caras largas en los estadios, cambios de entrenador al primer descalabro, tribunas vacías, en resumen, una liga deprimente.
Así, con miras a la final del fútbol nacional en donde el equipo de La Laguna, el Santos, se medirá a los felinos de la UANL en un enfrentamiento nunca antes acaecido, los aficionados del fútbol y no solo los hinchas de estos equipos finalistas, esperamos lo que a lo largo del torneo fuimos privados, un espectáculo en el que podamos disfrutar de un fútbol que sin lugar a dudas merecemos, esperando encontrar pundonor, entrega y coraje en los veintidós uniformados, con lo que desquitarían la nómina que los de pantalón largo cubren.
Edgar Martínez Álvarez
Pesimo...quien escribe esto?!
¡Vaya con el sujeto cobarde! El artículo está apegado a las reglas gramaticales y ortográficas del español. No se puede decir lo mismo de su comentario.
Tenga un poco de dignidad para plasmar su nombre.
Gutiérrez González Mauricio.
Edición de Fénix comunicación.