Iban cuando querían al bar, el cual contaba con tres mesas de billar; disfrutaban tequila, vodka y cerveza al por mayor, enfriada en varios refrigeradores; y los cuartos estaban acondicionados con pantallas de plasma y parrillas eléctricas, entre otros artículos.
No se trata de un hotel o de residencias en condominio.
Son los lujos que se dan los internos de una cárcel en Chihuahua, quienes además tenían juegos de azar, armas de fuego, celulares, mariguana y heroína, con la complacencia de las autoridades del centro penitenciario.
Un operativo sorpresa realizado por la Policía Federal y por elementos de la Fiscalía estatal puso al descubierto los actos de corrupción que permitían a los reclusos gozar de beneficios no permitidos en el sistema carcelario.
“Este tipo de implementos no tienen razón de ser en el interior, ya que a la población penitenciaria se le otorga diariamente el alimento debidamente preparado y supervisado por un nutriólogo”, indicó el fiscal del estado, Carlos Manuel Salas.
Al llegar el lunes pasado, los uniformados encontraron el bar en la penitenciaría de Unidad de Bajo Riesgo (UBR), acondicionado con tres mesas de billar y abastecido con 32 botellas de tequila y vodka, así como 200 latas de cerveza.
El bar penitenciario estaba mucho mejor equipado que cualquiera de los que se encuentran alrededor de este Cereso, sitio donde hay más de 50 bares sobre la avenida 20 de Noviembre en el centro sur de la capital.
De hecho, se requirieron dos camiones de carga para poder sacar todo lo que el bar contenía, ya que en el mismo podían prepararse bebidas exóticas o de cualquier tipo conocido internacionalmente, como en los mejores de la ciudad.
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