Si uno atraviesa el Paseo de la Reforma con rumbo a Santa Fe, en la Ciudad de México, encontraremos en una pequeña glorieta la estatua de un hombre muy particular rodeado por una media luna y una estrella. Es decir, verán un pequeño homenaje a Mustafa Kemal o “Atatürk”, el padre de la actual República de Turquía. Ese país considerado por los turcos como europeo, considerado por otros como asiático, por religiosos como musulmán y para la mayoría como transcontinental. La realidad es que Turquía es una nación bisagra, situado la mayor parte de su territorio en la península de Anatolia (Asia) y un pequeño resquicio de la península de Tracia.
La historia del actual territorio turco es muy plural, colonizada por griegos, ocupado por romanos, bizantinos y finalmente por las tribus turcas que provenían de las mesetas de Asia Central. El antecedente directo lo podemos encontrar en el Imperio Otomano, ese que conquisto Constantinopla en 1453 y restringió el comercio europeo a China e India y provocó en parte el descubrimiento de América. El Imperio Otomano, tuvo una importancia muy significativa, además de controlar el actual territorio turco se hizo de la región de Siria, Mesopotamia, Jordania, Palestina y la costa arábiga del Mar Rojo hasta el actual Yemen, en África, Egipto, Libia, Cartago y Argel, y en Europa, Grecia y los Balcanes e incluso se sostuvieron importantes enfrentamientos con Austria y Hungría.
Sin embargo, el paso del tiempo junto con el accionar de las potencias occidentales llevo a que se perdieran la mayor parte de los territorios. Primeramente Francia se hizo de Egipto que luego pasó a manos británicas, Italia se apodero del terreno libio y los galos se anexionaron los actuales Argelia y Túnez. En Europa, la situación fue la independencia de varias naciones como Grecia, Rumania, Bulgaria, Serbia, Bosnia, Montenegro y Albania. Pero la influencia otomana dejo huella, pues el islam predomina dentro de las naciones africanas y esa herencia incluso la podemos ver hoy también en naciones como Bosnia y Albania que cuentan con una gran población mozárabe. Incluso, expertos señalan que esos han sido los orígenes de los conflictos en los Balcanes.
La entrada del Imperio Otomano como parte de las Potencias Centrales en la Primera Guerra Mundial y la posterior derrota en la misma, llevaron a que el Imperio terminara por desintegrarse pues, británicos y franceses se repartieron sus territorios en la península arábiga (Iraq, Jordania y Palestina serían británicos; Siria y Líbano galos). Además de que el Tratado de Versalles no permitió la creación de una única nación árabe, situación que posiblemente hubiese evitado la mayor parte de los conflictos actuales en dicha zona.
El Imperio se extinguiría en 1923 bajo Kemal, para dar paso a una república democrática, unitaria y constitucional. La verdad es que Atatürk, fue un visionario, ya que decidió apartar a su nación de Asia y del Islam, para integrarla a Europa y Occidente. Sin embargo, Occidente siempre ha tratado a Turquía con cierto recelo, de ahí que empleemos el término de “nación bisagra”. La forma rígida del Islam, tanto en su sistema jurídico como político, siempre ha causado disgusto en los países industrializados, tanto de Europa como de América. El respeto a los derechos humanos por ejemplo ha sido una exigencia en cada uno de los países con población musulmana y más cuando son mayoría como es el caso turco.
Además no hay que excluir que su ubicación es más que ideal, cercana al petróleo del Golfo Pérsico y la entrada hacia Europa. Durante la Guerra Fría, Estados Unidos encontró en Turquía un aliado importante contra la Unión Soviética, incluso desplegó misiles balísticos en su territorio, situación que en parte derivo en la crisis de los misiles en Cuba. Tales situaciones han logrado que Turquía permanezca en un nivel económico hasta cierto punto estable, los dirigentes turcos han sabido que para ellos es mejor ver y sentirse parte de Occidente que ser ortodoxos con sus creencias históricas como sus vecinos iraníes. Pero los turcos en más de una ocasión se han definido como una república democrática musulmana.
Muchos pueden considerar lo anterior como una incoherencia. Preguntarse sobre la existencia de un islamismo de rostro humano es una cuestión muy importante dentro del ámbito no sólo de las relaciones internacionales sino de política y temas jurídicos a nivel global. Las elecciones libres y sobre todo el respeto a los derechos humanos, son los dos pilares de esa duda. Turquía ha buscado en años recientes en más de una ocasión formar parte de la Unión Europea, en todas ellas el resultado no ha dejado convencido a nadie. Los europeos, sobre todo países como Alemania, España, Francia e Italia ven con mucho recelo el aceptar el libre acceso de la población turca a sus ciudades, lo cual para muchos llevarían consecuencias graves en sectores laborales y de seguridad. Pero en otro punto si aceptan la inclusión turca dentro de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).
Además de lo anterior, Turquía dentro del mundo islámico es el país con mejores relaciones diplomáticas con Israel, situación que ha generado bastantes reclamos por parte de naciones colindantes como Siria e Irán. De hecho ahora, que mencionamos a la nación persa, también Turquía en fechas recientes ha sido un medio para disminuir la tensión existente con el Oeste, en específico con Estados Unidos.
Gran parte de los expertos internacionalistas sitúan como un referente apropiado al Reino de Marruecos dentro del mundo islámico. Sin embargo, consideró que lo anteriormente expuesto nos demuestra que la nación turca cuenta con una importancia significativa e incluso su desempeño puede ser vital dentro de un futuro cercano en el ámbito de la política internacional. Si existe ese islamismo de rostro humano, podemos decir que los turcos en su afán por ser europeos y desembarrarse de sus turbantes y mezquitas pueden llegar a un punto medio, pero me parece que para llegar a él se debe primeramente garantizar ese respeto que hemos reiterado a los derechos humanos, porque más allá de esa inclusión en la Unión Europea, los europeos necesitan a Turquía tanto o más que los turcos a la misma Europa.
Jesús Edmundo Coronado Contreras.
Director General "Ius-Ibero". Blog del Departamento y de la Sociedad de Alumnos de Derecho de la Universidad Iberoamericana.
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