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lunes, 7 de febrero de 2011

Mamá tigre: el miedo a educar.

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Las últimas tendencias pedagógicas, con su cargado cariz emocional, sensitivo, edulcorado y siempre atento a que el niño o joven forme una fuerte autoestima, con sólidas técnicas de interacción social, sinergias, trabajo en equipo; planificación de proyectos, medición del esfuerzo, énfasis en el proceso, no en el producto; miedo al trauma, al reproche, al rencor; en fin, las últimas tendencias pedagógicas, que han cedido espacio a la disciplina en pos de una supuesto guía racional que el educador debe hacer con el alumno para su formación interior, no pueden ser las correctas, si lo que se busca es educar a una persona que enfrente de forma efectiva al mundo. La educación debe imitar, de forma dosificada, la realidad: en este sentido, el Emilio de Rousseau es bastante esclarecedor: el muchacho tiene contacto inmediato con la naturaleza, con la vida. Poco a poco, pero no se le crean cuestiones artificiales.

La disciplina y la aplicación de sanciones es parte integral de la educación, sea parental o en un centro educativo: lo anterior, por la sencilla razón de que no hay vida posible sin límites, sin orden, sin mesura y sin la conciencia de que las consecuencias negativas asechan. 

En Estados Unidos ha causado revuelo la publicación del libro “Himno de batalla de la madre tigre”, realizado por Amy Chua, maestra de Derecho en la Universidad de Yale. En el mismo, la madre relata la educación lacedemonia con la que cría a sus hijos. Si bien cae en el otro extremo –al hacerle creer a los jóvenes que no existe otra realidad que la ordenada, la planificada y la controlada en un ambiente castrense-, toca un punto bastante importante: la “vanguardia” educativa occidental se ha cargado a un extremo muy ingenuo. Véase por ejemplo el comentario del maestro José Vicente Esteve, psicólogo social de la Universidad de Valencia: “El control, la presión y el castigo tienen efectos perversos porque no dejan la posibilidad de experimentar y gestionar por sí mismos áreas esenciales para una vida plena, satisfactoria y feliz. Además, generan resentimiento y no aseguran que cuando las condiciones de vigilancia no estén presentes, la conducta castigada no aparezca […]” Es absurda tal generalización: si el control, la presión y el castigo siempre tuvieren efectos perversos, sea cual sea su forma de manejo, ¿Cómo la humanidad avanzó toda la miríada de años anteriores a esta nueva corriente pedagógica?

Enlace:

[] Noticia: Cuidado, la madre tigre devora a sus hijos.

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