Una fábrica de asbesto genera severos problemas de salud a los habitantes del Barrio de San Lucas, en Iztapalapa. Reportaje del Proceso.
Entre casas y escuelas en el Barrio de San Lucas, en la delegación Iztapalapa, la fábrica American Roll se erige como una fortaleza de ladrillos con ventanas diminutas. Emite un olor acre, a llanta quemada, que irrita los ojos y punza en la cabeza. Es imposible ver hacia adentro.
La planta produce balatas de asbesto, y desde 2001 ha mantenido un conflicto con los vecinos de San Lucas, quienes están desesperados: no encuentran respuesta a sus denuncias sobre la contaminación que provoca la fábrica.
El 11 de mayo de 2008, a los 58 años, Jaime Carbajal murió por mesotelioma, un raro cáncer que se desarrolla “en casi todos los casos” por la inhalación de fibras de asbesto. Para Berenice Martínez, quien vive a espaldas de la fábrica, la muerte de Carbajal confirma que American Roll representa una amenaza para la colonia, en particular para los cerca de 300 niños que van a las escuelas de la zona.
American Roll es una de las casi 2 mil empresas mexicanas que utilizan asbesto (también llamado amianto) en una gama de productos –incluidas balatas, calderas, techos, tuberías y cables– vendidos en todo el hemisferio. Altamente cotizado por su resistencia al calor y fuego, el asbesto fue intensamente usado en todo el mundo. Hoy está prohibido o restringido en al menos 51 países, incluyendo Argentina, Chile y Uruguay. En la Unión Europea también está prohibido, y en Estados Unidos sólo se permite su uso en la elaboración de un puñado de productos, como las balatas para los frenos de coches.
Una serie de incidentes, como el ocurrido en enero de 2003, condujo a Martínez y otros padres de familia a realizar una protesta en la primaria Año de Juárez. Un olor intenso impregnaba las aulas, los niños empezaron a sentir la garganta irritada, dolor de cabeza y problemas para respirar.
Un empleado de la escuela Año de Juárez, que pidió no ser identificado, denuncia que los profesores que apoyaron la protesta fueron amenazados con recibir sanciones si insistían en manifestarse. “Nos dijeron que si acumulábamos quejas podríamos perder nuestro trabajo”, dice.
Enlace:
[] Noticia: Ixtapalapa, envenenamientos permitidos.

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