Uno de los lugares turísticos más importantes de nuestro país, trata de ser reconstruido, de la forma menos adecuada.
El problema de Cancún es su arena. Debido a las construcciones de carreteras y zonas hoteleras, se interrumpió el flujo de la arena, lo que provocó, que la franja de arena se redujera. Con el huracán Wilma en el 2005 la situación empeoró. El gobierno invirtió millones para sustituir la arena. El plan falló. La arena ( y el dinero...) desaparecieron. A finales del 2009 se volvió a intentar. En febrero de este año se estimaba que la operación había sido satisfactoria. La playa tenía la arena que debía tener.
Aun así, expertos creen que pasará lo mismo que en el 2005. El Instituto de Ciencias del Mar y Limnología de la UNAM en un informe declaró: “En nuestra opinión, el plan de monitoreo que se propone para subsanar los huecos actuales de conocimiento no puede contribuir al éxito de este proyecto, sino a determinar, quizás, las causas de un posible fracaso”.
Además, ecologistas afirman que la extracción de arena para llevarla a las zonas hoteleras, afectó a los arrecifes. Lo cual también afecta a la economía de la zona, ya que el turismo en los arrecifes genera por sí solo 24 millones de dólares por año.
El gobierno lo niega. Dice que se realizaron todos los estudios necesarios. Aun así, a los estudios que se comprometió hacer el gobierno acerca de los impactos generados por el proyecto de bombardeo de arena, no se han realizado.
El anterior alcalde, encargado de la extracción a principios de este año, contestó a las críticas: “No podemos caer de rehenes de grupos anarquistas que justificando todo con una serie de mentiras quieren frenar este proyecto”. “Cancún vive de las playas –dijo–. El millón de habitantes que tiene Cancún vive de las playas”.
Enlace:[] Noticia: La arena de la discordia.
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