Es una forma de llamarle a la generación de jóvenes, que ni estudian, ni trabajan. Es un problema grave, ya que surge como consecuencia de la falta de estabilidad en el empleo y de perspectivas a futuro. No hay esperanzas, ni ánimo de vida: hay una “fuerte asociación entre la situación del desempleo y la falta de estudio con la conducta suicida no sólo en jóvenes, pero éstos resultan ser los más expuestos en la problemática suicida”.
De acuerdo, esto es la sociedad que hemos creado: una sociedad de consumo que crea falsas expectativas, sociedad dominada por una economía voraz que produce despidos masivos, que paga muy poco y con muchas horas de trabajo. Pero hay que saber que no todo es culpa del "sistema" y que la responsabilidad es también nuestra, de todos aquellos que somos jóvenes.
Sabemos que los jóvenes no creen en nada, ni en sí mismos. La posmodernidad acabó con todos aquello en que las sociedades pasadas creían: la fe, la religión, la ideología. En muchos casos fue necesario ese quiebre para denunciar lo que no funcionaba en esas creencias, pero no hemos dado el siguiente paso. La actitud debe cambiar.
Según la nota enlazada uno de estos ninis " David Vázquez" es un joven de 23 años que dejó la escuela y dejó de buscar trabajo cuando supo que el único sueldo que podía obtener era de 230 dólares mensuales por jornadas laborales de diez horas al día. Ahora organiza un grupo musical para obtener dinero. "No veo mucho futuro. A la escuela no puedo volver, y en los empleos que hay nada más explotan a los chavos". Caray, al leer estas líneas no se puede sentir más que desesperación porque es un caso simbólico de muchos otros. Hasta donde recuerdo, las generaciones pasadas tuvieron que hacerse una vida, tuvieron que hacerse a sí mismos, pasar de la pobreza a un bienestar espiritual y material, y eso costó trabajo, esfuerzo y penurias, y no había la oportunidad de estar sin hacer nada por una cuestión de sobrevivencia.
Ahora en este tiempo se puede dar el lujo de desechar el camino en el que se llega a esa felicidad, de no hacer nada y de no creer en nada, porque los padres aseguran una sobrevivencia y también, y es lo más triste de todo, una mediocridad. Nos estamos desperciando.
Sólo hay que decir que si tiramos todas esas creencias hay que levantar otras. Es tiempo de levantarnos de nuevo.
Alejandro Velázquez Zúñiga
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[] Noticia: Ninis, ponen en jaque a México.