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lunes, 7 de diciembre de 2009

Regresa el tranvía.

1 comentarios

Marcelo Ebrard está empeñado en que está ciudad se convierta en toda una metrópoli digna de Europa. Al menos en lo que a construcciones y a obras se refiere.

Los problemas de pobreza y de marginación se pueden hacer a un lado. Es más, también la escasez y la contaminación del agua. Todo se ve tan bonito que no hay porque preocuparse. Una playa por ahí, una pista de hielo, y el árbol más grande ganador de uno de los grandes premios de la estolidez humana.

Símbolo de decadencia es querer ser recordado por las acciones más efímeras. En otros tiempos, quizá en otros lugares, el valor de una persona se medía por la calidad de sus palabras y la honestidad en su vida diaria. Ahora todo sea por el negocio y por el frágil recuerdo.

Por ello regresa el tranvía al Distrito Federal. El centro histórico es el lugar escogido. Un lugar en donde nisiquiera es necesario un medio de transporte de ese tipo. El proyecto parece totalmente irracional a primera vista:

"Con la concesión se entrega a la empresa ganadora el derecho de destruir 11 kilómetros de calles recién adoquinadas, el doble de extensión de banquetas que deberán ajustarse milimétricamente a la altura y distancia de las puertas de cada vagón, el derecho a poner postes y cables eléctricos aéreos frente a las fachadas antiguas. Durante 25 años nadie, ni el Gobierno del Distrito Federal, podrá tocar el espacio concesionado que pasa a ser, la vía pública, posesión privada."

Pero no lo es, desde el punto de vista del inversionista privado. Es un gran negocio para la empresa encargada de operarlos, para la publicidad que se manejará en los vagones y en las estaciones, así como para la empresa que se encargará de instalar la maquinaria para las tarjetas de pago.

Se entregarán dos terrenos para las terminales de los vehículos, donde no tendrán restricciones de uso de suelo. Esto es, no tendrán que usar todo el terreno para los tranvías. Un regalo para construir libremente.

Pues entonces, ganan y pierden los de siempre. En el tiempo en el que se construye el tranvía , pequeños comerciantes y transeúntes tendrán que soportar las consecuencias de calles cerradas, y del ruido insoportable. Todo para alimentar el esnobismo capitalino y las cuentas de los empresarios.

Enlace:

[] Noticia: Sobre rieles

One Response so far.

  1. Anónimo says:

    Espero que también haya abonos chiquitos para pagar poquito cuando se trate de comprar la tarjeta especial para el tranvía, porque ya con la del metrobus tenemos suficiente, mañana tendremos que escoger entre pagar el transporte o comer; sin contar con todos los empleos que se perderán entre microbuseros y taxistas que cada día encuentran mas difícil el ejercicio de su trabajo.

    México lindo y querido... si muero lejos de ti...

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