Adaptar una obra literaria para el cine —ya sea novela, cuento u obra de teatro— es una tarea difícil y siempre lleva un riesgo. Es difícil porque en muchas ocasiones los lenguajes son incompatibles; las sensaciones y emociones que puede provocar un libro, donde hay espacio para amplias descripciones y reflexiones, rara vez funcionan de la misma manera en un lenguaje profundamente visual e inmediato como el del cine. Por otro lado, dada la duración promedio de un filme, muchos detalles suelen quedar fuera, sobre todo si lo que se adapta es una novela. Teniendo esto en cuenta, las adaptaciones cinematográficas corren el riesgo de cambiar el carácter de la obra original o dejarla mocha de algún lado y, con ello, la alta probabilidad de disgustar al espectador que la conoce. Obviamente, el riesgo es mayor cuando se trata de una obra ampliamente conocida, pongamos por caso El perfume, Los tres mosqueteros, Harry Potter, o el estreno de esta semana Sherlock Holmes.
Este es un caso particular, pues la serie de Sherlock Holmes dirigida por Guy Ritchie no pretende llevar a la pantalla grande las clásicas historias del detective, sino de adaptar al personaje para colocarlo en nuevas aventuras con algunas reminiscencias de los relatos originales. Y en este proceso, Holmes ha pasado de personaje misterioso, excéntrico (que no loco) y profundamente intelectual, a un desenfrenado y psicótico héroe de acción. Muchas de las características del Holmes cinematográfico, interpretado por un siempre carismático Robert Downey Jr., efectivamente se mencionan en las historias de sir Arthur Conan Doyle, pero han sido amplificadas violentamente con el fin de crear a un personaje que resulte atractivo en el contexto del cine comercial de nuestros días. De hacer experimentos algo excéntricos pasa a experimentos dementes, de buen boxeador a pelear como Bruce Lee, de usar ocasionalmente cocaína a vivir permanentemente en drogas, entre muchas otras cosas; lo mismo con Watson, Moriarty y demás personajes. Y aunque me declaro fiel al Sherlock Holmes literario, creo que esta nueva versión —una extraña mezcla de Ethan Hunt y Gregory House— funciona muy bien. (Como dato interesante, el personaje de House está inspirado en los libros de Sherlock Holmes; curiosamente, me parece que el personaje fílmico de Holmes, está inspirado en el trabajo de Hugh Laurie en la serie de televisión.)
En Sherlock Holmes: Juego de sombras, nuestro héroe se enfrenta a su archienemigo, el doctor Moriarty, en una historia algo chabacana, bastante común y diez veces menos complicada de lo que la hacen parecer, pero contada en general con buen humor, diálogos interesantes y divertidos, buen ritmo y, por supuesto, un trabajo visual francamente impresionante, lleno de movimientos de cámara, tomas en súper slow motion, explosiones, peleas etc. En especial me parecen muy divertidas, las secuencias en las que Holmes visualiza por adelantado y en cámara lenta sus movimientos antes de una pelea, aunque creo que se exagera un poco en su empleo a lo largo de la cinta.
La verdad no es una gran película, pero sí entretenida y agradable. Y si lo que quieren es ver un poco de acción, definitivamente es preferible a Misión imposible: Protocolo fantasma. Por otro lado, no pierdan la oportunidad de leer alguna de las historias originales de Sherlock Holmes, de verdad valen la pena y podrán hacer su propia comparación.
mmm... ps recomiéndano más ampliamente a Arthur Conan Doyle!!!
Mi estimado StevieDC:
Pues, para empezar no hay como el inicio: Estudio en Escarlata. Es aquí donde Conan Doyle presenta a los personajes y representa la primera aventura de Holme y Watson juntos. La particularidad aquí es que es novela y por lo tanto es un solo caso bastante largo, quizás llega a se flojón en algunos puntos, pero sí está buenero. A mí en particular me gustaron más las colecciones de casos que leí: Las aventuras de Sherlock Holmes y Las memorias de Sherlock Holmes. Obvio, son relatos más breves.
Aunque parezcan lectura adolescente, sí valen la pena.