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viernes, 20 de enero de 2012

Alma deportiva

3 comentarios
La representación social de cada uno de las entidades federativas y ciudades que conforman un país, un segmento de población, un ente o grupo social, es el objetivo primordial de este hermoso deporte llamado fútbol.  

De esta manera, en nuestra liga de balompié, encontramos a varios equipos que llevan el nombre de alguna entidad o ciudad  como el Querétaro, León, Guadalajara, Tijuana, Chiapas, San Luis, Monterrey; por mencionar algunos ejemplos.  

Hablando de esta representación social, es importante mencionar algunas de las características a las que nos hemos hecho acreedores por haber nacido en territorio mexicano. 

Alrededor del globo terráqueo, hay quiénes nos llaman atrevidos, fiesteros, alegres, humoristas, parranderos, tenaces, desinhibidos, carismáticos, amigueros; por enumerar algunos de nuestros calificativos. Cada una de estas cualidades o defectos – dependiendo del contexto – nos ha acompañado a lo largo de nuestra historia y nos ha traído consecuencias buenas y malas. 

Atendiendo a cada uno de los adjetivos mencionados en el párrafo anterior con gran decepción afirmo, que nuestro fútbol ha perdido la verdadera esencia de lo que somos como sociedad y de lo que nos distingue en cada rincón del mundo, nuestro fútbol ya no representa a ese sector antes mencionado y mucho menos a su afición. Los directivos y jugadores se han olvidado de lo que realmente importa en este deporte y la consecuencia de este fatal olvido da como resultado una liga deplorable, una selección mexicana conformista, indolente, mediocre, sin identidad, jugadores holgazanes, directivos negligentes, avaros y aficionados que poco a poco pierden la fe, no sólo en su equipo, sino en el fútbol mismo.  

El balompié  nacional es un negocio turbio, en dónde los dueños de los equipos manejan a placer la vida de los jugadores, los intercambian como objetos; los directivos que encabezan nuestra Federación son dinosaurios que se ensanchan los bolsillos en cada temporada; los representantes de los jugadores desconocen el significado de este deporte, individuos que solo conocen de porcentajes; un deporte realmente bello pero ensuciado por los ineptos que están detrás del escritorio.  

Gracias a todos estos factores, el jugador que forma parte de una plantilla profesional, salta a la cancha preocupado por sus intereses (económicos), no suda la camiseta, desconoce la historia del club al que pertenece, se encuentra alejado de la afición, no es atrevido, no se arriesga, no se muere en la raya, no tiene identidad, no se divierte, juega por obligación, es un títere manejado por una federación fatua.   

Una realidad triste y denigrante.
Por Edgar Martínez Álvarez  

3 Responses so far.

  1. Anónimo says:

    Todo es resultado de la misma sociedad, no hay que estar sorprendidos que que nos otorguen un espectáculo mediocre si el país esta sumergido en una incertidumbre total, se acercan elecciones, la situación de los carteles, solo por mencionar algunos aspectos actuales; contemplando lo anterior el fútbol a sido y será de los pocos escaparates con los que cuenta la sociedad mexicana, si realmente se quiere un buen nivel de juego en los estadios mexicanos el único camino viable es dejar de seguir el fútbol por un tiempo, no ir al estadio, no seguir la transmisión del partido por el televisor o el radio, hay que pegarle donde más le duele al dinosaurio, en sus bolsillos. Pero claro, la sociedad siempre necesita de algo con que olvidar lo que esta pasando afuera, todos lo saben es por eso que el nivel del fútbol nacional seguirá decayendo aún más.

  2. Anónimo says:

    Creo que para rescatar algunas características del mexicano con respecto al deporte más jugado en el mundo, es primordial educar a la niñez sin discriminación de género y fomentar el aprendizaje de este deporte en base al gusto de aprender a jugarlo y disfutarlo en equipo y que sepan que es un deporte que toda la vida lo van a disfrutar ya sea jugándolo,viéndolo o enzeñándolo y que de culquier manera se veran beneficiados en su persona. Esta es labor de los padres principalmente, pues son los primeros en desvirtuar el gusto del ñiño o ñiña por dicho deporte,exigiéndoles y visualizandolos en equipos de primera división, diciéndoles que van ha ganar muchísimo dinero y que van ha tener todo lo que quieran en la vida y que él es el único que tiene que sobresalir, sin importar el equipo.
    Madre de dos hijos que aman el fútbol.

  3. Anónimo says:

    No nos quejemos es parte de nuestra cultura, y efectivamente es un negocio para los dueños de los equipos, jugadores, televisoras,comentaristas, cadenas de negocios (Bancos, Cementeras, Refresqueras, panificadoras, etc.) y estoy de acuerdo lo que tenemos que hacer es no ir a los estadios, ver por tv los partidos; y de esta manera cambiaríamos la forma de ver y hacer deporte.

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