“Anden, acérquense, vengan a tomarse la foto con el próximo presidente de México”, le decía, eufórico, Vicente Fox al personal de sus oficinas en el momento en que despedía de su rancho al gobernador mexiquense Enrique Peña Nieto. La anécdota ocurrió el pasado 25 de noviembre de 2010, cuando el priísta visitó las instalaciones del Centro Fox, en San Cristóbal, Guanajuato, y daba cuenta de que, ya desde entonces, el ex presidente tenía claro quién era su candidato al 2012. Un acercamiento un tanto raro.
Fox ha mantenido un discurso cada vez más crítico hacia el PAN y hacia el gobierno de Felipe Calderón, al tiempo que ha dedicado elogios públicos a Peña Nieto, al que ha llegado a llamar un “demócrata” y ha ubicado como parte de “una nueva generación de políticos del PRI”. Las simpatías foxistas, derivadas en parte de su resentimiento hacia Calderón y los calderonistas, que siente que lo maltrataron a él y a su gente, también tienen que ver con un acercamiento que tuvo el guanajuatense con el gobernador priísta.
Aquella entrevista del año pasado en el Centro Fox fue más que una visita de cortesía. Peña Nieto acudió al rancho del ex presidente a sellar un convenio con el cual el gobierno mexiquense aportaba recursos —cuyo monto no fue precisado— a cambio de enviar a personal, estudiantes y funcionarios del Estado de México a actividades académicas y de capacitación en el complejo que administran el ex presidente y su esposa Martha Sahagún.
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