El poeta Javier Sicilia señaló en el zócalo la necesidad de que el Secretario de Seguridad Pública Federal, el cinematográfico Genaro García Luna, renunciara a su cargo.
No deja de sorprender la cantidad de veces en las que la integridad de García Luna ha sido cuestionada; ya no sólo por su gazapo en la detención de Florence Cassez; no sólo por su plutocrático estilo de vida; mucho menos por el fracaso de su trabajo en contra de la delincuencia; no, tampoco por sus presuntas ligas con la delincuencia organizada (nadie lo ha declarado culpable, quizá porque la autoridad mexicana no ha dado el primer paso, investigarlo).
Y aun así, tenemos a un indignado e impotente Ciro Gómez Leyva que comenta en su columna de Milenio, por qué pedir la cabeza de García Luna, y no la de otros funcionarios igual de incompetentes. Dice de Sicilia: “Podría criticársele un tono exageradamente poético, pero no el estacionarse en la comodidad de las frases hechas”. Por supuesto, Ciro está en todo su derecho a preferir las mentadas de madre en las marchas que la poesía; afortunadamente para él, en esta precisa marcha hubo ambas.
Continúa Ciro “¿En qué es más condenable el trabajo de la Policía Federal al de cualquier policía estatal o municipal, la PGR o cualquier policía ministerial? Pedir la cabeza de García Luna como señal de que el presidente Calderón escuchó el mensaje de la marcha es montarse en la verdad de Florence Cassez. Es pobreza en el discernimiento. Es circo para el pueblo”. “Pobreza de discernimiento”. Pedir la cabeza del lúgubre García Luna es propio de un pobre discernimiento. Por lo cual es propio de los grandes intelectos no sólo sostener, sino exigir que García Luna se quede en el gabinete.
Con este nuevo instrumento para medir la capacidad intelectual, usted puede servirse a determinar su grado de inteligencia, conforme a su opinión respecto de García Luna: Si usted por ejemplo sugiere que García Luna sea objeto de una averiguación previa, no se puede esperar nada de usted: es un imbécil. Caso contrario de si usted se encuentra en proceso de imprimir volantes para promover a García Luna como secretario general de la ONU, en cuyo caso es usted tan olímpicamente inteligente, que de seguro abandonó hace muchos años este país para no sufrir los abusos de la policía de García Luna.
Nosotros siempre hemos abogado por sostener a un García Luna aderezado de forma deliciosa con eventuales regaños llenos de sarcasmo por parte de la Presidencia de la República, lo que nos ubicaría en un rango de inteligencia medianamente mamífera. El tiempo ha probado que nosotros hemos tenido la razón, y que este país es dirigido por otros tantos de inteligencia medianamente mamífera, porque ya salió el vocero de la Presidencia de la República, Alejandro Poiré, a decir que: "Si alguien ha impulsado incansablemente la formación de una policía civil, profesional, apegada a la ley, bien equipada y con las capacidades de inteligencia que garanticen la seguridad de la población, esa persona es el ingeniero Genaro García Luna".
Muchos intelectos menos afortunados que el de usted y el nuestro podrían creer que eso es una alabanza; no, es sarcasmo puro y suculento. Léalo usted así: “TANTO ha impulsado incansablemente la formación de una policía […] apegada a la ley, bien equipada y con capacidades de inteligencia, QUE ESTÁ GARANTIZADA la seguridad de la población (ja ja ja)”. Es obvio pues que el presidente le ha mandado a García Luna una cachetada con guante blanco, que por supuesto, para los más lerdos, parece una tierna caricia en su incompetente carota.
Fuentes: