Aquí el escándalo es que precisamente no hay ningún escándalo sobre el doctor Miguel Carbonell, ni en general nos hemos referido al investigador de la UNAM hace ya bastante tiempo; esperemos pronto superar tal pasmo.
En otros asuntos, se prepara la quinta edición del Manual Estadístico y de Diagnóstico de Desórdenes Mentales (DSM-5, por sus siglas en inglés), de la Asociación Americana de Psiquiatría. El manual se espera que sea publicado en mayo de 2013.
La importancia de dicho manual es que es un referente básico en todo el mundo para el diagnóstico de los desórdenes psiquiátricos (no el tratamiento). La nueva versión contará con una estructura acorde al desarrollo del ser humano, es decir, abordará primero los desórdenes que pueden ser diagnosticados desde más temprana edad (desórdenes del desarrollo neuronal), y terminará con los de diagnóstico más tardío (las parafilias). Ya en cada categoría, los desórdenes particulares serán ordenados de la misma forma. Se ampliarán los diagnósticos particulares de dichas categorías, en consonancia con el hecho de que las divisiones entre los distintos desórdenes no son tajantes.
Ya en el plano particular, se propone crear como categoría independiente al desorden obsesivo compulsivo, que conglomere diversos desórdenes a su vez localizados en la actualidad como desórdenes de ansiedad.
Otro cambio muy relevante es el diagnóstico del desorden de personalidad antisocial (de forma popular llamado “psicopatía” o “sociopatía”); los elementos para diagnosticarlo no varían sustancialmente del actual desorden descrito en el DSM-4 (entre los que destacan la habilidad para mentir, fingir sentimientos, aprovecharse de los demás, no tener conciencia moral o tenerla muy reducida, sadismo y búsqueda imprudente de sensaciones satisfactorias), salvo por no mencionar ya una edad mínima del paciente de 18 años (que era quizás ocioso, dado que el mismo DSM-4 señalaba que podía surgir incluso antes de los 15 años). Lo que varía es que se propone diagnosticarlo ahora como un “tipo”, es decir, un perfil estable con el cual el médico deberá comparar al paciente, del 1 al 5, para considerar si encuadra de forma precisa en la categoría (5) o no encuadra para nada (1), en lugar del sistema usado en el DSM-4, que requería que el paciente presentara tres o más de los elementos del diagnóstico, para más o menos de forma ambigua diagnosticar dicho desorden. Se propone también recuperar la antigua nomenclatura, pues se le denominará “tipo antisocial/psicópata”.
Habrá que ver los resultados que pueda traer el cambio en el proceso de diagnosis, que por supuesto, al momento se encuentra varado por el hecho de que la mayor parte de la psiquiatría moderna reconoce no tener una cura para un manifiesto desorden antisocial (futuro “tipo psicópata (5)”), e incluso hay una inhabilidad para medir los pocos avances que se logran, porque los psicópatas tienen la suficiente habilidad para engañar a los médicos sobre su propio progreso.
Enlace:
[] Noticia:http://thechart.blogs.cnn.com/2011/05/04/psychiatry-bible-structure-overhauled/
http://www.ramas.co.uk/report3.pdf