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jueves, 14 de abril de 2011

¿Dónde quedó?

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Ahora que regrese de mi intercambio, después de un año y medio en la Universidad Iberoamericana de la Ciudad de México, al vivir un sinfín de experiencias, no puedo dejar de cuestionarme, preguntarme y preguntarle a quienes me rodean… ¿Y dónde quedó?

Desde que se entra a las instalaciones de la UIA Santa Fe uno se va sintiendo chiquito, algo perdido. Desde los pasillos interminables, hasta la inmensa explanada se le ve a este “monstruo joyero” con algo de timidez, pero cuando te das cuenta que tal vez ninguno de los diez mil estudiantes va a ser capaz de saludarte, sonreírte o siquiera tocar su mirada con la tuya, es cuando resulta imposible no sentirse algo cohibido y con ganas de haber puesto atención en aquella clase de ética cuando se nos enseñaba el valor de la humildad. Pero no se diga la sorpresa que me iba a llevar, al darme cuenta que no me iba a topar con “alumnos ignacianos” o despiertos, mas que en la carrera de Filosofía, la UNAM o en el SME
.
Y es en esos momentos, en el transcurso de esta experiencia tan rica en la Ciudad de México que es cuando vuelvo a abrir los ojos y me vuelvo a preguntar… ¿Y dónde quedó?

¿Aquel “espíritu jesuita” que tanto se me prometió desde que entré a la Pereyra?, ¿Aquella libertad de la que hablaban mis ex compañeros de prepa con tanta añoranza?, ¿Dónde quedó aquella universidad de inspiración ignaciana, que nos iba a invitar a velar por el desprotegido, a luchar por las injusticias socioeconómicas?, ¿Quién iba a pensar que algún día la inspiración de San Ignacio, se iba a mal interpretar, de tal manera que en nombre de ésta se nos se nos convenciera a ser “uno más” y nuestras fuentes de inspiración dejaran de ser personas como Jesús, Buda, Sócrates, Gandhi o Nelson Mandela, para pasar a Scrooge, Carlos Slim o Donald Trumph, y solo querer mas y mas… de todo. ¿Cuando la sed de San Ignacio de formar a mujeres y hombres ansioso de amor, de vida y de servir a los demás se vio saciada para formar mujeres y hombres al servicio del capitalismo? ¿Cuándo se callaron aquellos Jesuitas cuestionadores, buscadores de la verdad y de la igualdad social?, ¿Dónde quedaron aquellas instituciones Jesuitas dedicadas a despertarnos, a inspirarnos a luchar por la injusticia, la paz, el amor, por un México funcional?

Nos encontramos cobijados por instituciones llenas de rectores y directores que se preocupan más por la imagen, que por la calidad, por la puntualidad de sus maestros, más que por la aptitud y actitud de los mismos, instituciones dirigidas por rectores que juzgan de “perturbadores sociales” a aquellos que siguen teniendo la valentía para señalar una injusticia o para hacernos ver la realidad en la que se encuentran sometidas dichas instituciones…verdades que por supuesto ningún rector de la actualidad se atreverá a aceptar. Inmersos en programas que satisfacen viejas instituciones como la SEP, más no a su alumnado y a lo soñado por San Ignacio, con maestros que hacen como que nos enseñan, alumnos que hacemos como que aprendemos y universidades con materias simples y que para nada implican ahondar en la esencia de lo que él nos dejó, mismas que se han convertido de “relleno”, aburridas y sin la profundidad y seriedad debidas. Con programas de Derechos Humanos pobres, sin presencia y que guardan silencio ante el México actual, sin trascendencia alguna y a aquellos pocos atrevidos y comprometidos con el tema se les trata de callar o menospreciar sigilosamente, pero como no hacerlo en una Ibero donde ni los alumnos, maestros o directores son capaces de tratar a su semejante humanamente.

Pasillos tristes y apáticos donde la minoría vive la filosofía Ignaciana, Iberos llenas de gente (aunque ya no en todas), pero gente ambiciosa que solo busca volverse más rica o poderosa, pero vacías de amor, visión o compromiso para con los demás. Misiones, EE.EE., retiros, conferencias, ONG`s, sin gente joven o comprometida. Iberos llenas de personas indiferentes con ellos mismos y con los demás, repletas de alumnos con dinero y “privilegiados” pero sin ningún interés por identificarse con la Universidad, lo propuesto por San Ignacio y no se diga con la sociedad en general.

¿Y dónde quedó?...me sigo preguntando hacia el final de este pequeño escrito y hoy me atrevo a decir que en lugares olvidados como aquel Belén de hace más de 2000 años, en personas tan sencillas pero tan amorosas como Enrique Ponce de León S.J. que ya no sabe ni cómo hacerle para compartirnos y tratar de abrirnos los ojos para darnos cuenta de lo mucho que San Ignacio, Jesús y Papá Dios (como amorosamente le llama) nos aman, en ese John Sobrino, que aun escondido de nuestro “ilustre” y viejo Papa, busca despertarnos y que nos adentremos en el misterio de Jesús, en ese intendente olvidado a quien hoy le volteamos la cara o le vimos feo por ser quien limpia los baños, en aquella secretaria a quien ni siquiera saludamos y queremos que nos arregle la vida. Está en ese hermano, esa hermana de aquel lejano pero tan cercano Juárez que nosotros vemos solo en la tele y al cambiar de canal ya hemos borrado de nuestra mente.
Espero se logren ver las pinceladas de color que he tratado de dejar  y no solo oscuridad, ya que lo expuesto aquí va con la intención de que lo lea quien lo lea vaya abriendo los ojos junto conmigo, porque vaya que quiero y me identifico con los Jesuitas (aunque me gustaría hacerlo más) pero tanto los quiero que no podría seguir caminando a su lado y taparme los ojos, decir que están en la cima, negar que faltan de humanismo (en mi opinión) y que todo se encuentra perfecto, creo que falta trabajo por parte de TODOS si queremos seguir siendo acompañados por grandes maestros como lo son los Jesuitas.

Karim Fayad Gómez Palacio. Representante UIA Torreón (Laguna).

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