El culto a la santa muerte como resultado de un fenómeno social común, el del sincretismo, no impide reconocer su carencia de trasfondo religioso. En tanto sincretismo, es decir, una adecuación en la que se reacomodan elementos existentes de la religiosidad popular, el culto a la “santa muerte” no admite más críticas que las que admitiere el culto a la Virgen de Guadalupe, el Señor de Chalma, o la celebración del nacimiento de Cristo el 25 de diciembre: Se da un nuevo orden a las pasiones populares y se les presenta con una nueva expresión más llamativa.
Por otro lado, desde el trasfondo religioso y su sustento, sí caben algunas críticas: si los sincretismos religiosos católicos se asientan en una tradición de dos mil años, basada en la existencia histórica de un judío llamado Jesús, y con base y centro en eso se interpreta todo reacomodo de elementos de la religiosidad popular, el culto a la santa muerte pende sólo de la imaginería de la población actual de fieles (es decir, no siguen un hecho histórico). Aún más, el “adorar” a la muerte es un despropósito ya no de todo el sentir cristiano, sino de todo el sentir de las religiones “abrahámicas” (cristianismo, judaísmo e Islam), donde se atribuye a Dios la existencia de todo, y por tanto el término de la existencia es la mayor contrariedad en su orden, por lo cual la divinidad se arroga el hecho de “haber vencido a la muerte”.
La devoción que tratamos, empero, no es producto de la malicia de los creyentes, como no es producto de la malicia el “adorar” a los santos o realizar con ellos rituales mágicos, conductas que tampoco tienen un sustento religioso y por tanto no se aceptan en el catolicismo. Es producto de que a aquellos que les debiera interesar el mantener la ortodoxia cristiana (pues los elementos que reacomoda la santa muerte, son cristianos y ocasionalmente prehispánicos) no tienen la cercanía con la gente para informarla. Así pues, las peticiones a la “santa muerte” no son muy diferentes que a las que se hicieren en otros lados, como puede comprobarse por internet en la red de la santa muerte.
Ya justificado el sentir del creyente, y explicado lo infundado del culto en sí, dejamos en lo anecdótico la conducta díscola de algunos encumbrados creyentes: tenemos el caso del “comandante Pantera”, líder fantoche asesinado con más de 100 balazos, o el desquiciado David Romo, mismo que en este 4 de enero de 2011 ha sido detenido por su presunta participación en una red de secuestradores, y que se ha distinguido por sustituir las imágines de la santa muerte imagen con la de su esposa, o por haber declarado en 2009 una “guerra santa” contra el catolicismo. No podemos omitir tampoco la supuesta fidelidad que le tiene a la “santa muerte” Ulises Ruiz, mismo al que se le atribuye haber consultado a un mapache (seguramente mágico, falta confirmar) para sus actos de gobierno. Según reportaje del semanario Proceso, ni Elba Esther Gordillo se salva. Bueno, ni el Místico, y eso ya es mucho, pues es heredero del católico apostólico y romano fray Tormenta.
En la imagen: el falso obispo David Romo.
David Romo, detenido por secuestro: http://www.cronica.com.mx/nota.php?id_nota=552954
Comandante Pantera: http://www.elmundo.es/elmundo/2008/08/02/internacional/1217639327.html
Políticos y la santa muerte: http://www.proceso.com.mx/rv/modHome/detalleLibro/195
Red santa muerte: http://boards5.melodysoft.com/app?ID=redsantamuerte