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Historias de droga, mujeres y prisión en México es el nombre de un documento que contiene una serie de entrevistas realizadas a mujeres, esposas de presos en el penal de "La Palma" , también de mulas( cargadoras ) e introductoras de drogas a los centros penitenciarios.
Historias de droga, mujeres y prisión en México es el nombre de un documento que contiene una serie de entrevistas realizadas a mujeres, esposas de presos en el penal de "La Palma" , también de mulas( cargadoras ) e introductoras de drogas a los centros penitenciarios.
Dejamos algunos extractos de estos relatos, que hablan sobre la desesperación, la incertidumbre y también de esperanza. Estas mujeres saben que cometieron un delito pero también saben que en cierta forma no había de otra; tienen una familia que mantener, hijos a quienes dar de comer, sólo piden un trato digno y quizá poder disminuir sus penas. El enlace a todas las entrevistas al final.
Lucy está sentenciada a 15 años de prisión (siendo ésta la pena prevista por introducción de drogas a centros de reclusión, antes de las reformas publicadas el 20 de agosto de 2009 en el Diario Oficial de la Federación, y mal llamadas “ley de narcomenudeo”), de los cuales ha purgado siete. A las que realizan ese tipo de trabajo, se les dice, en el Distrito Federal, “aguacateras”, pues las drogas que se insertan vía vaginal están envueltas de tal manera que forman un bulto parecido a un aguacate. Otro modo de llamarles es “vagineras”.
Antes de dedicarse a llevar drogas al Reclusorio Sur, Lucy, a los trece años, era madre de dos niñas; para los quince tenía tres hijos más con otro hombre; fue migrante ilegal a los Estados Unidos, lavó ropa y limpió casas y, si no le alcanzaba el dinero, daba a sus hijos agua de la llave, “para que se llenaran y se les quitara el hambre”.
Yo ya cumplí 15 años de ser madre soltera, entonces a veces necesitaba dinero porque tenía trabajo o tenía casa, porque salía a trabajar pero cuando llegaba a su casa de usted medecían: “Tus hijos hicieron eso, quemaron las cortinas de la vecina, le pegaron al otro” siempre había problemas, entonces ¿qué hacía? Se me presenta la oportunidad de…me dice…una que yo le lavaba la ropa y me dice: “Oye, Lucy, no quieres ganar dinero, es fácil…” y le digo: “No”. Pero luego yo la veía que llegaba temprano y llegaba con dinero y no la veía que estuviera preocupada de algo entonces le dije: “Está bien” y me enseñó cómo…meterla, cómo llevarla, entonces decía: “500 pesos y rápido -porque es lo que me pagaban- y no descuido a mis hijos y no tengo problemas”[...]
Uno está consciente de lo que hacemos, al no ser que hay gente que se ciega de ver su realidad pero yo la verdad soy una persona honesta y me gusta serlo y que así sea la gente conmigo y porque sé reconocer, pero…yo me estaría hasta los diez años, si me la bajaran a los diez, ocho, yo siento que no voy a poder…los ocho que me faltan…porque ya empieza uno a desesperarse…a agarrar otras ideas de depresión. Yo digo que aunque nos den la sentencia, que nos dieran un beneficio; un beneficio en que nosotras nos estamos acatando a que lo llevamos a cabo como ahorita yo le echo ganas, trabajo y todo porque quiero alcanzar un beneficio pero ¿qué pasa? Voy al jurídico y me dicen que no lo alcanzo entonces nos bajan la moral y ya nos desilusionamos[...] Entonces yo digo que nos deben dar o menos pena, menos años de pena o un beneficio…tampoco las dos cosas ¿verdad? Pero por lo menos algo que nos beneficie en algo…considerando ¿no? que somos mujeres y somos las que mantenemos a nuestros hijos, las que vemos por ellos porque los hombres ¿qué hacen? No hacen nada
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[] Noticia:Historias de droga, mujeres y prisión en México