Según el último informe entregado por el Gabinete de Seguridad Nacional al Congreso, al mes de abril de 2010 hay más de 22,000 muertos por la guerra contra el narcotráfico. Lo anterior nos da pie para hacer la siguiente reflexión.
¿Ha cambiado en algo nuestra vida? ¿Hemos tomado conciencia de lo que significa la desaparición de 22,000 vidas? El autor del presente ensayo no. Pero al intentar hacerlo, lo primero que salta a la atención es la cantidad de familias desechas. ¿Cuántas familias no han sido ya tocadas por el trauma de la muerte violenta?
Eduardo Nicol, en su obra “La vocación humana”, señala que “la muerte es susceptible de cualificación: no es cosa neutra y anónima […] el morirse es un acto de la vida; el último acto […]” En este sentido, el gobierno federal nos presenta una paradoja: es un gobierno con un altísimo valor por la vida, siempre y cuando ésta no sobrepase los 9 meses de embarazo. Si el ser humano en cuestión nace viable, su vida se vuelve despreciable y disponible, y se le destina a un último acto vital de dimensiones horribles, a saber, ser víctima de una muerte violenta.
Además, tiene razón Nicol en otro punto: sí podemos calificar a la muerte. Si no lo sabrá el presidente Calderón, que acusó a unos jóvenes estudiantes masacrados en Ciudad Juárez a inicios de éste año de ser “pandilleros”, calificación que hizo al estilo “cretino”, es decir de forma estúpida y necia. El estilo cretino, mención aparte, es muy común, y todos lo utilizamos cada vez que hablamos de lo que no sabemos o sin los datos suficientes. Pero al punto: hay muertes dignas y muertes infames; muertes dolorosas y muertes dolorosísimas. Hay muertes, finalmente, que no le importan a nadie un bledo. Homero, en el canto XII de la Odisea, señala que “todas las muertes son odiosas a los infelices mortales, pero ninguna tan mísera como morir de hambre”.
¿Cómo calificamos esas 22,000 muertes? Quizá ubicamos unas 10 de peculiar horror (en retenes militares; en contra de niños, de jóvenes o de mujeres), pero más bien todas caen en un área gris de nuestra conciencia. Ahora, hay distintas razones para que nos importe muy poco, pero la verdad es que todas se reducen a que no los conocíamos. Por eso principalmente nos está vedada la noción de la carnicería que vivimos en México, pues requeriríamos un esfuerzo más allá de las imágenes del noticiero, para que tomásemos conciencia de la magnitud del dolor que agobia a tantas familias.
Bueno, y si hiciésemos tal esfuerzo ¿cambiaría en algo nuestra situación? Ah, y no hay que creer que los gobernantes son diferentes a nosotros. A ellos también les importan un bledo los muertos.
Enlace:
[] Noticia: México: más de 22.000 muertos por narcotráfico.
Calderón acusa a jóvenes de pandilleros.
Imagen: Don Calderón, Felipe.
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como siempre calderon cagandola pero mexicanos ustedes tienen lo que se merecen sigan votando por la derecha si hubieran votado por jose manuel lopez obrador seria otra cosa mexico, seria siendo el ejemplo para latinoamerica y seria siendo mexico lindo pero bueno es verdad lo que se dice cada quien tiene lo que merece a la siguiente voten por el cambio es chistoso pero yo desde afuera de esa tierra que en su momento la quise mucho creo que mexico fue mexico hasta con la pobres gobernantes priistas y acuerdense la derecha siempre cuidare los intereses de los ricos siempre que se jodan los pobres y sobre la riqueza del pais mentira eso es mas que mentira es por eso que tienen que leer y comparar los que hubo antes y lo que hay ahora gracias desde argentina y brasilera gracias por todo.