
Los méritos de la juventud en el gobierno no son exaltados en la literatura política clásica, sino antes bien negados por la "impericia", "imprudencia", "exceso de ánimos" y "apasionamiento" propios de la edad. Sin embargo, en una sociedad donde toda la clases política, sin importar la edad, hace suyos los anteriores adjetivos, el cambio generacional es sólo eso, cambio generacional. Dos palabras tan precisas, que se agotan en sí mismas y nos indican que nada sustancioso cambiará.
No podemos hablar de "renovación" si no ha habido un proceso de renovación, a menos que consintamos en la vieja teoría de la generación espontánea. Sólo alineados con esta forma de pensar, podemos imaginar que de donde no había el mínimo rastro de honestidad, decencia, prudencia y rectitud, ahora surjan en sobreabundacia estas virtudes. Esto, aderezado con los viejos criterios criminológicos de los fisognomistas, que hablaban de una bondad correlativa a la belleza de los rostos, es lo que se nos pretende vender como "el cambio".
No podemos hablar de "renovación" si no ha habido un proceso de renovación, a menos que consintamos en la vieja teoría de la generación espontánea. Sólo alineados con esta forma de pensar, podemos imaginar que de donde no había el mínimo rastro de honestidad, decencia, prudencia y rectitud, ahora surjan en sobreabundacia estas virtudes. Esto, aderezado con los viejos criterios criminológicos de los fisognomistas, que hablaban de una bondad correlativa a la belleza de los rostos, es lo que se nos pretende vender como "el cambio".
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[] Noticia: Jóvenes con vocación democrática o simple estrategia mercadotécnica