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lunes, 25 de julio de 2011

Todas las maestras. La maestra.

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Se ha publicado y comentado de forma reciente, una entrevista hecha por el diario El País el 24 de julio de 2011, a Elba Esther Gordillo. Creemos oportuno ahora confrontar su presencia de mujer, y de “maestra”, con otra mujer y Maestra, la poetisa y ganadora del premio Nobel Gabriela Mistral.

En su oración a la maestra, escribe: “¡Señor! Tú que enseñaste, perdona que yo enseñe; que lleve el nombre de maestra, que Tú llevaste por la Tierra […] Maestro, hazme perdurable el fervor y pasajero el desencanto. Arranca de mí este impuro deseo de justicia que aún me turba, la mezquina insinuación de protesta que sube de mí cuando me hieren. No me duela la incomprensión ni me entristezca el olvido de las que enseñé […]

Hazme fuerte, aún en mi desvalimiento de mujer, y mujer pobre; hazme despreciadora de todo poder que no sea puro, de toda presión que no sea la de tu voluntad ardiente sobre la vida.

¡Amigo, acompáñame! ¡sosténme! Muchas veces no tendré sino a Ti a mi lado. Cuando mi doctrina sea más casta y más quemante mi verdad, me quedaré sin los mundanos; pero Tú me oprimirás entonces contra tu corazón, el que supo harto de soledad y desamparo. Yo no buscaré sino en tu mirada la dulzura de las aprobaciones.

Dame sencillez y dame profundidad; líbrame de ser complicada o banal en mi lección cotidiana […]”

Revela dicha prosa a una maestra muy entregada a su trabajo: que, no por haber sido elevada a la fama internacional como escritora, ha perdido las enseñanzas tan íntimas que la docencia le dejó. Tiene los pies bien puestos en la vida diaria del magisterio. Es un lenguaje de entrega; es un lenguaje de sencillez y compromiso por la vida y por las condiciones educativas. Refresca ver en el lenguaje de Mistral, maestros que no son Elba Esther; así les quiten la cuota sindical para enriquecer a la lideresa, maestros que envejecen al servicio del hijo ajeno.

“Creo en mi corazón, el que en la siembra
por el surco sin fin fue acrecentado.

Creo en mi corazón siempre vertido
Pero nunca vaciado.

Creo en mi corazón en que el gusano
No ha de morder, pues mellará a la muerte […]”


Credo, Gabriela Mistral.

Fuente: “Desolación”, Editorial Andrés Bello, 2000. En la imagen: la maestra Gabriela Mistral.

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