“Cada quien compra sus cebollas para llorar” Doña Jose.
El secuestro del “jefe” Diego y el consecuente manifiesto de la “Red por la Transformación Global” ha sido objeto de duras críticas incluso por parte de escritores considerados más “radicales” en sus posturas. Sabemos que este no es momento para especular y tardaremos en saber quienes en realidad fueron los que llevaron a cabo el secuestro. Lo único cierto es que no es el camino a seguir para cambiar lo que somos y en donde estamos.
Hace algunos años, este colaborador participa en un desayuno comunitario en una colonia en Xochimilco. La dinámica es simple, cargamos sillas, mesas, preparamos algo y nos sentamos a platicar con personas, principalmente, de la tercera edad. En ocasiones ellas cocinas algo, algunas veces algún vecino prepara la comida; y también en ocasiones las tiendas de abarrotes donan los ingredientes.
En la víspera de la navidad, Doña Josefina, murió. Acudió a los desayunos, prácticamente desde que lo echamos andar. De todas las historias que hemos podido escuchar en esos sábados, de ella fueron las más terribles.
Supe que cargó con una hija muerta en sus brazos durante un día entero porque ningún hospital quiso recibirla. Nos contó historias de peleas a muerte entre sus hermanos. Creció en el campo y trabajo con su padre que servía a los “3 o 4 riquillos del pueblo” como ella decía. Comía tortillas duras y raspaba el maguey para tener algo de tomar.
En uno de tantos desayunos nos contó que había casado por las tres leyes: por el civil, por la iglesia y … por pendeja. La vi caminar por las calles de la colonia por el desayuno y consomé de los fines de semana. Se que sufrió y aun cuando estaba enferma, poco antes de morir, debía hacerse cargo de la cocina, de la limpieza de su hogar, nunca supe por que lo hizo, si lo hacía por miedo, por convicción. Caminó mojándose por las calles de la colonia para llegar a una misa en la capilla, y creo que fue feliz en ese momento. La apreciábamos y ella se sentía bien con nosotros. En los desayunos la vi reír, platicar sobre los peores y mejores momentos que la hacían seguir.
Siempre quiso escribir un libro sobre su vida. No nos dimos el tiempo para hacerlo. Su último sueño. Ahora pensamos en todos los proyectos políticos que no son capaces de acercarse al “abismo humano”, lo que todos compartimos, a lo que no todos podemos acercarnos .Alguna vez dijimos que nuestro objetivo es ser felices. Parecía algo vano, subjetivo, efímero. Hay que organizar, programar, planear. Quizás no lo entendimos del todo. El inicio de la comunidad que queremos formar. Dejó su vida y nos mostró como la felicidad y el sufrimiento se nos escapan de las manos. Descanse en paz.
Un solo párrafo para decir que no hay que especular. Y lo demás, un rescate de una historia trágica como la que viven más de la mitad de las personas en este país. ¿Qué relación tiene tu título con lo que dices? ¿Si el jefe Diego se hubiera acercado más a la gente y mostrara su lado humano esto no habría pasado? ¿No es la manera de cambiar las cosas? Yo si pudiera secuestraría a la maestra Elba e incluso la desaparecería... ni modo de demandarla por violentar mi derecho a una educación de calidad.