Miguel Concha, director del Centro de Derechos Humanos "Fray Francisco de Vitoria" habló sobre la pésima organización de dicho evento, además de los pocos resultados obtenidos en el mismo:
Cuando la ONU anunció que 2011 sería el Año Internacional de la  Juventud, México se propuso para realizar una conferencia mundial de  juventud en 2010, lo que fue bien recibido por el organismo  internacional. Sin embargo, no es en México donde se alcanzarán los  grandes acuerdos, pues la Asamblea General de la ONU, en su Resolución  A/RES/64/134, aclara que la Conferencia Mundial de Jóvenes que ella  auspiciará será la de julio de 2011 en Túnez. 
La Conferencia de México ha adolecido no sólo de mala organización, sino  que desde el inicio de los trabajos rumbo a su realización, las y los  jóvenes percibieron un clima de poca apertura y de restricciones  burocráticas. Muchos afirmaron que existía una clara intromisión de  grupos de derecha y de ópticas conservadoras en el evento, la agenda por  discutir, los participantes y el tipo de resultados que se querían  obtener de esa Conferencia. Inclusive, en la sesión del miércoles 25, en  la que se trabajó una declaración final, se introdujo al evento un  texto apócrifo. Éste incluía párrafos alusivos a la promoción de una  cultura de valores y de la familia como base fundamental de la sociedad.
Y es verdad que las y los jóvenes ven violentados muchos de sus derechos  humanos. Tan sólo en materia de educación y trabajo, derechos  incumplidos y que han dado pauta para hablar de los ninis,  datos de 2006 señalan que de los jóvenes de 15 a 17 años, sólo el 65.8  por ciento estudia, y que únicamente el 18 por ciento trabaja. Además,  en el rango de edad de 18 a 29 años, el 19 por ciento estudia y sólo el  55.8 por ciento trabaja. Es decir que, conforme aumenta la edad, también  se incrementa la tendencia a ingresar al mercado laboral y a abandonar  los estudios. Y ello sin hablar todavía de la calidad de su educación y  de la pertinencia de su aprendizaje para abrirse paso en la vida. Entre  el 22 y el 24 por ciento de los jóvenes, no estudian ni tampoco  trabajan. Muchos jóvenes trabajan y estudian, o trabajan y abandonaron  los estudios porque sus condiciones económicas los obligaron a hacerlo. 
Organizaciones civiles que trabajan con jóvenes en colonias del Distrito  Federal observan también que cada vez son más jóvenes, casi niños, los  que ingresan a las organizaciones delictivas. Hace una década, tenían  entre 20 y 35 años, ahora reclutan muchachos de 12, 13, 14 y 15 años.  Con frecuencia se trata de muchachos que han enfrentado problemas para  continuar estudiando o para quienes la educación no representa mejores  opciones de vida. 
[] Noticia: Conferencia mundial de juventud 2010: juventudes sin derechos.
 

 
 
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