“L as embajadas de Estados Unidos en India y China seguían muy de cerca desde hacía varios años la sucesión del Dalai Lama. En un cable despachado desde el consulado de la ciudad china de Chendu en 2007 se contaba cómo el cónsul James A. Bougner consultó con varios monjes "prominentes" de distintos monasterios tibetanos para ver si era posible la reencarnación de una persona en otra sin que hubiese muerto la primera. Es decir, si el Dalai Lama podría reencarnarse en su sucesor antes de morir. Y en efecto, todos los eruditos explicaron al cónsul que era posible y que ya había precedentes del caso. En todas las quinielas aparecía el Obama Lama.”
El monje Ogyen Trinley Dorje (en la imagen) se perfila para suceder al Dalai Lama actual, el cual no es precisamente el líder del budismo, sino el líder de una parte –ni siquiera mayoritaria, si bien es la más popular- de un budismo tan disperso como las religiones occidentales, en este caso, el budismo tibetano (que a su vez está dividido en cuatro partes principales, y sólo una de ellas reconoce al Dalai Lama). Las acusaciones por fraude e incluso de espionaje a favor de China no se han hecho esperar.
Como reflexión quizá un tanto cuanto marginal, lo que resulta curioso es que el mismo sector liberal occidental que de forma usual ataca a cualquier expresión religiosa que esté organizada –sea el anglicismo, el presbiterianismo o el catolicismo-, se precia de defender a ultranza la independencia del Tibet. Y no que no les asista la razón, pues fue criminalmente anexionado por la China comunista en el siglo pasado, sino que defienden la instauración de un gobierno teocrático que ni el Vaticano sueña con recuperar.
Que sea una hierocracia oriental no implica su castidad y su falta de nexos turbios con el poder político organizado. La cuestión es que está demasiado lejos como parecer a muchos perfecta e ideal.
Enlace:
[] Noticia: El Obama Lama la lía.