El  galés Bertrand Russell, en su libro “La conquista de la felicidad”, nos  presenta una serie de argumentos carentes de sentido, según su propia  filosofía analítica. Dicho pensamiento considera carentes de sentido a  las afirmaciones o negaciones que no pueden ofrecer un parámetro  objetivo para su valoración (de forma principal, los conceptos de  “bueno” y “malo”), por lo que son irrelevantes para cualquier estudio  serio. Un ejemplo de lo anterior es el inicio de su capítulo I: “los  animales son felices siempre que tienen salud y comida suficiente”:
Cabe  preguntarse si acaso el estudio del camino a la “felicidad” no es lo  más importante para el ser humano. Si así lo fuera, ¿Qué significa que  el estudio más serio esté lleno de proposiciones sin sentido? Por  nuestra parte, que quizá Russell se equivoca en términos prácticos,  sobre qué es “tener sentido”.
Allende lo anterior, aquí el maestro Russell nos hace una analogía con unas arañas (monos arañas):
“[…]  Siempre que se le ocurre a uno llevar a su hijo al zoológico, se puede  observar en los ojos de los monos –cuando no hacen gimnasia o cascan  nueces- una extraña tristeza. Uno llega a imaginar que  los monos quisieran ser hombres, pero que no pueden descubrir el secreto  para llegar a conseguirlo […] Parece que algo de esta tensión y de esta  angustia ha penetrado en el alma del hombre civilizado. Sabe  que hay algo mejor que él mismo casi al alcance de su mano; pero no sabe  cómo ni dónde ir a buscarlo. Desesperado, se lanza contra hombres,  compañeros suyos, que están igualmente descarriados y son igualmente  infelices […] (negritas añadidas).
El  ansia de querer vivir con más (más emociones, más tiempo, más dinero) y  la profunda tristeza que puede llegar a tocarse en tiempos de  frustración, impulsa a veces resortes tan primitivos en nosotros, que  nos arroja de lleno al odio. En otras palabras, el vacío de una vida que  tenemos que vivir en la desesperación y la soledad, es llenado con lo  más inmediato: violencia y dinero. Con adrenalina y con bienes.
La psique (palabra que usamos en su sentido más amplio, de ψυχή, ήs:  alma humana, vida, viento) debe sanarse: cada quién debe curarla, pero  cada quién debe mostrar al otro como hacerlo. Debemos formarnos y  acompañarnos, para que llenemos nuestra vida de verdadero calor y  sentido humano. De otra forma, nos vamos a seguir matando en este país.
 
 
 
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