Se estima(según datos del GDF) que el número de personas que viven en la calle en el Distrito Federal es de 3 mil 49. El cual se prevé que pueda subir, a causa de la crisis económica y el regreso de migrantes de los Estados Unidos.
Para muchos, la pobreza y la situación de quienes viven en la calle es todo problema y además una verdadera molestia: ¿Cómo hacemos para que una calle bien arreglada en sus fachadas no contraste con los vagos que mendigan por ahí? Eso es lo que se preguntan, por ejemplo, quienes pretenden arreglar la Zona Rosa:
“Queremos que recupere el glamour y, como yo digo: la Zona Rosa tiene que seguir siendo rosa pero muy dorada, queremos ser muy ambiciosos”. Para ello tienen como objetivos, regular el ambulantaje y retirar a los indigentes que se han convertido en un elemento más de las fachadas de los giros y eso, pues no.
Por otra parte, en una carta dirigida al periódico La Crónica una lectora dijo lo siguiente:
Quisiera expresar por este medio que nos brinda a los lectores la preocupación que me genera el hecho de que cada vez hay más vagos en México.
Yo entiendo que siempre ha habido, pero creo que ahora más. En la colonia Lomas de Atizapán en la calle Cipreses, llevan una semana entera tres vagabundos, y lo malo de esto es que no nada más dan mal aspecto en la calle, sino se ponen muy cerca de mi puerta. Pero lo peor de todo esto es que atacan a mi familia y a toda la gente que pasa por ahí, nos empiezan a decir de cosas. Ya se dio aviso a las autoridades correspondientes y no han hecho absolutamente nada, con el pretexto que no se los pueden llevar o que se los llevarán y que en menos de 24 horas estarán otra vez afuera.
Es ciertamente una preocupación válida y entendible. Lo que no alcanzamos a entender son las soluciones que encontramos ante estas situaciones. Vaya, no decimos que haya tenido que adoptar al vagabundo y hacerlo un miembro de su familia(o comprarle un helado como en la imagen) pero lo que es cierto es que a final de cuentas hemos transferido una tarea que requiere un mínimo de solidaridad de cada uno de nosotros , a las autoridades gubernamentales y con ello hemos convertido un asunto de dignidad humana en un mero trámite burocrático.
Se cierran las calles en algunas colonias o se expulsan a los indigentes de las zonas comerciales o turísticas para que no podamos ver un problema que es en origen compartido. Claro, a menos que asumamos que nuestra individualidad es el único referente de realidad, o que pensemos que es algo que le toca al gobierno resolver, con lo que nos ubicaríamos en la misma perspectiva del funcionario incompetente que le transfiere sus responsabilidades a otro. Y así, lo que pudiera ser un mecanismo de defensa válido se muestra más como una muestra de egoísmo y de desinterés hacia el otro. ¿ Que no son esas algunas de las causas que han provocado que hayamos llegado a este punto de violencia? A final de cuentas, por más que intentemos alejarnos o negar la realidad ella termina por sobreponerse.
Y eso quizá a la gente que verdaderamente tiene dinero no le llegué a importar mucho, pero a todos los demás, a casi la totalidad de los habitantes de la ciudad: a la clase media, media alta, media baja o lo que sea, debería causar alguna inquietud, porque todas ellas, a final de cuentas, siempre estarán más cerca de la pobreza que de la riqueza.
Hablar de poblaciones callejeras es una categoría de análisis adecuada, vagabundos tiene juicios de valor, este fenómeno social es bastante complejo.
Existen intereses económicos depositados en varias zonas del DF motivo por el cual las autoridades desarrollan acciones de LIMPIEZA SOCIAL. Las representaciones sociales y la negación de derechos como ciudadanos preservan y reproducen la violencia estructural.
Existe una pag por internet que habla sobre la complejidad del fenómeno callejero www.callejeros.org o www.elcaracol.org también hay un programa de radio por la 660 de am radio ciudadana los días martes de 12 a 13hrs de especialistas en el tema para acercarnos a este fenómeno.