Los servidores y funcionarios públicos federales en México gozan de una amplia regulación principalmente en la Ley del Servicio Profesional de Carrera en la Administración Pública Federal y en la Ley Federal de los Trabajadores al Servicio del Estado que, al menos en teoría, tienden a la protección de su trabajo. Lo anterior por supuesto, no es suficiente en caso de determinaciones despóticas o favoritismos infames, en cuyo caso el trabajador de la administración pública federal se ve a merced de designios tan mezquinos como los acostumbrados en las más explotadoras industrias privadas. El trabajador estatal federal está protegido, siempre y cuando el trabajador en cuestión no “brinque”, no innove, no critique, “siga la línea”, y acepte el cesamiento de su nombramiento cuando se le exija.
Pero la cómoda –y por demás, racional- zona gris en la que gran parte de la burocracia federal –y local- se acomoda, es la más eficiente protección de la estabilidad laboral; sus trabajos están seguros, si hacen lo mínimo indispensable. En estos casos, las leyes salen sobrando. El burócrata mediocre no se hizo a sí mismo: aprendió las maneras y las formas de sus mediocres superiores, que a la vez se limitan a “sacar la chamba”. Jugar a lo seguro, y nada más.
La particular problemática del trabajador burocrático mediocre no es endémica de México.; en España por ejemplo, el sindicalista Domingo Fernández afirma que si bien el empleo de por vida es el mejor garante de la profesionalidad, “cuando la Administración Pública no puede mantenerse debe ser lógico que elimine servicios y puestos de trabajo, como sucede en la empresa privada”. Al menos en México, “eliminar servicios y puestos de trabajo” al estilo “iniciativa privada” no necesariamente augura una gran equidad y justicia.
Fernández abunda, ante la implantación de una prueba anual a los funcionarios de Cataluña: “no nos asusta […] pero con recompensas si es positiva; y sin que signifique el despido, si es negativa”. Es decir, la prueba es bienvenida, siempre y cuando nos aplaudan por saber lo que teníamos que saber por principio de cuentas, o que hagan como que la prueba no sucedió.
Sin embargo, la condición más delicada del trabajo burocrático en diversas partes, es el aniquilamiento del desarrollo personal. Si en la empresa privada el desarrollo humano –más allá de figuras como “el empleado del mes” o demás artilugios del onanismo empresarial- se sacrifica usualmente en razón del máximo provecho económico, en la administración pública se hace trizas bajo el alud de expedientes y papeleo sin sentido, la escasa disciplina y dignificación del trabajo, y el escaso interés hacia los contribuyentes que requieren de sus servicios, por interesarse más bien en números (números de expedientes despachados, demandas admitidas, número de notificaciones, etc.)
En lo que toca a España, el catedrático Salvador Cardús señala su incomodidad porque su salario no depende de sus méritos, sino meramente por su antigüedad, y el secretario de juzgado Enrique Cejudo señala que a veces no trabajan ni cuatro horas al día, y que “lo más que podrá llegar a ser será un virtuoso castrati, un capón sin atribuciones que ha de limitarse a firmar y firmar, y a ser amable”.
En México, según el burócrata mediocre, no hay que ser ni siquiera amables.
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[] Noticia: Fijo para siempre, pero ¿inamovible?
Hola !
Qué cierto es esto de la burocracia mediocre, y como bienlo dice el artìculo, no es endémico de México... aquì en Francia, el papeleo es eterno como en muchos otros paìses si no es que en todos: largas filas (dependiendo del tràmite), falta de informaciòn y cero amabilidad y vueltas y vueltas.
Desafortunadamente ahora con las "nuevas tecnologìas" (lo pongo entre comillas porque ya llevamos como 20 años llamàndolas asì) lo mejor es que ya no tienen ni por qué molestarse en contestarte, todo està en la pàgina web del gobierno, y como todo, es confusa, no se encuentran los tràmites, mucho menos los requisitos o no son los correctos, y en el peor de los casos, las pàginas que uno necesita mas estan en (p)reparaciòn. Aunque debo reconocer que la pàgina del gobierno (de México) si està bien hecha, pero le falta un poco de claridad.
Ojalà que el trabajo de los buròcratas sea mas valorado tanto por las autoridades de México y de otros paìses, como por el ciudadano comùn, ya que dependemos de ellos para muchas cosas y en la medida en que se sientan mas motivados en lo que hacen, lo haràn mejor y con mas eficiencia. Porque entiendo que debe ser alienante (enajenante : Sacar a alguien fuera de sí, entorpecerle o turbarle el uso de la razón o de los sentidos, segùn el DRAE) levantarse todos los dìas a sellar, firmar y en el mejor de los casos sonreìr.