El maestro Monsiváis ha hecho una reseña acerca de la problemática que vive Ciudad Juárez. Monsiváis parte de la indignación de Luz María Dávila, madre de dos de los jóvenes asesinados el 31 de enero de éste año y que confrontó al presidente Calderón en su visita a Juárez, para señalar lo obtusa y retórica que se ha vuelto la administración federal ante la realidad.
Los gobernantes pretenden hacernos creer que se puede cambiar la realidad a través de la palabra, en un ejercicio de poder magnánimo sin parangón desde la creación del mundo según el Génesis. Lo suyo es la repetición.
Discursos, y después planes, y después discursos sobre esos planes, discusiones sobre los planes, planes productos de la discusión, acuerdos, reformas a los acuerdos, discusiones sobre acuerdos y planes producto de acuerdos discutidos, y un sin fin de acciones igualmente estúpidas. Así –en nuestra particular glosa- señala el maestro que se pretende atajar el problema de los abusos militares, el del “sentido de la muerte” de los jóvenes, y claro, hasta el de la construcción de parques deportivos en memoria de los jóvenes asesinados.
A la palabra repetitiva se le llama en México “Instituciones”. Y nos alerta el senador Beltrones: “Se debe prevenir el desgaste de las instituciones”. Claro, se traen a las instituciones de lado a lado, y se mientan por aquí y por allá, que si no hay prenda interior que resista tanto “estire y afloje”, mucho menos institución que aguante tanto.
Nos surge de pronto la pregunta: ¿Por qué tanto interés en que no desaparezcan las instituciones que no sirven? La necesidad del senador Beltrones por dichas instituciones es clara; él vive de administrar la palabra creadora y embelesadora (es decir, las instituciones), y todo parece indicar que seguirá viviendo de lo mismo. ¿Pero a nosotros qué?
Bueno, es que rogarle a la gente que siga creyendo en las instituciones, es parte de la retórica repetitiva para su existencia. Si tanto se habla de que se tienen que proteger tales instituciones, caramba, por algo ha de ser. La televisión no puede estar equivocada, y mucho menos los políticos que nos ruegan para que creamos que nos son necesarios. ¿Por qué un político buscaría engañarnos? Sería un absurdo, es como si voy y me aviento por la ventana, en palabras del maestro Iván Lagunes.
Ah, pero no hay que creer que eso de repetir “guerra contra el narcotráfico”, “instituciones”, legalidad”, y demás parafernalia enana, es un invento orgullosamente mexicano. Así, Domingo Faustino Sarmiento, en su obra del siglo XIX “Facundo”, nos disecciona la estrategia de los federalistas, encabezados por el gobernador de Buenos Aires Juan Manuel de Rosas para descalificar a los unitarios, en el marco de la guerra civil de la Confederación Argentina:
“[…] Un día la Gaceta de Buenos Aires apareció con esta agregación al título ordinario: “¡mueran los salvajes unitarios!” […] lo repitieron todas las comunicaciones oficiales, lo repitieron los gobernadores del interior y quedó consumada la adopción. “ Repita usted la palabra salvaje –escribió Rosas a López- hasta la saciedad, hasta aburrir, hasta cansar. Yo sé lo que digo, amigo” Más adelante se le agregaba inmundos, más tarde asquerosos, más tarde, en fin, don Baldomero García decía en una comunicación al Gobierno de Chile […] que aquel letrero era “una señal de conciliación y de paz”, porque todo el sistema se reduce a burlarse del sentido común ”
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[] Noticia: Discúlpeme, no le puedo dar la bienvenida.
Debemos prevenir desgaste de instituciones: Beltrones