La señora de Wallace ha utilizado, para capturar a los asesinos de su hijo, todo su arrojo de madre doliente, y algunas otras cosas; su dinero, su poder, sus influencias y la atención que ha generado en los medios de comunicación. Todo lo ha dado. La suya es una lucha doblemente justa, pues ha buscado a los asesinos, y también a buscado forzar a las perezosas y chuscas autoridades mexicanas ha realizar su trabajo.
Un país donde todas las madres tuvieran los medios de la señora Wallace para poner a los asesinos de sus hijos tras las rejas, es lo que necesitamos. Todo lo que hace la señora Wallace es entendible, justificable y loable, y lo único incorrecto es que no todas las personas en este país puedan hacer lo mismo. Es más, lo incorrecto es que siquiera exista la necesidad de emprender tales acciones, pues no es posible que toda la maquinaria estatal no le llegue ni a los talones a la actividad entregada y valerosa de una madre.
La señora Wallace le ha dicho al juez que se negó a aplicar la pena máxima a los asesinos de su hijo, que si "Le faltan pantalones, le presta sus enaguas". Bien por ella, que tiene un micrófono para decirlo y exhibir a ese juez. Ojalá el resto de los mexicanos tuviera tan sólo una pared ante la cual quejarse. Al menos, por una ocasión, la actividad cobarde, pequeñita y tímida del gobierno será puesta al descubierto.
No puede llamarse a México un país de leyes, cuando requiere tanta entrega, coraje y fuerza lograr que se apliquen esas leyes. No debiéramos necesitar tareas titánicas como la de la señora de Wallace, para mover los engranajes de la justicia.
No puede llamarse a México un país de leyes, cuando requiere tanta entrega, coraje y fuerza lograr que se apliquen esas leyes. No debiéramos necesitar tareas titánicas como la de la señora de Wallace, para mover los engranajes de la justicia.
Enlace:
[] Noticia: Doña Isabel al juez, si le faltan pantalones, le presto mis enaguas.