Una perversa situación es la que ocurre en la Alameda Central, la cual sirve como lugar de explotación sexual de menores a lo largo de todo el día.
En dicho sitio concurren despreciables personas de entre 40 y 60 años de edad para " convencer, engañar e intimidar a quienes, por vivir en las calles, se vuelven más vulnerables". Los niños son interceptados en las afueras del metro Hidalgo, y llevados a hoteles de paso en la colonia Guerrero, en ocasiones drogados, cuando no aceptan ir "voluntariamente".
Los testimonios son terribles, niños o adolescentes que son secuestrados y luego violados, otros que han tenido que escapar corriendo de sus captores: “Llegan en carros muy lujosos o a veces en taxis y me dicen que si me voy con ellos pueden sacarme de la calle a mí y a mis hijas... yo no quiero eso”. Otros que son víctimas habituales y que reciben pagos de 100 y 200 pesos.
Todo esto sucede en las horas nocturnas y durante las horas de luz en la ciudad, ante la indiferencia de quienes conviven con esos acontecimientos todos los días: los policías, los dueños de los hoteles, los comerciantes. En una zona que cuenta con restaurantes de lujo , a donde acuden senadores y diplomáticos. Es la muestra más clara de desigualdad y de falta de humanidad
En dicho sitio concurren despreciables personas de entre 40 y 60 años de edad para " convencer, engañar e intimidar a quienes, por vivir en las calles, se vuelven más vulnerables". Los niños son interceptados en las afueras del metro Hidalgo, y llevados a hoteles de paso en la colonia Guerrero, en ocasiones drogados, cuando no aceptan ir "voluntariamente".
Los testimonios son terribles, niños o adolescentes que son secuestrados y luego violados, otros que han tenido que escapar corriendo de sus captores: “Llegan en carros muy lujosos o a veces en taxis y me dicen que si me voy con ellos pueden sacarme de la calle a mí y a mis hijas... yo no quiero eso”. Otros que son víctimas habituales y que reciben pagos de 100 y 200 pesos.
Todo esto sucede en las horas nocturnas y durante las horas de luz en la ciudad, ante la indiferencia de quienes conviven con esos acontecimientos todos los días: los policías, los dueños de los hoteles, los comerciantes. En una zona que cuenta con restaurantes de lujo , a donde acuden senadores y diplomáticos. Es la muestra más clara de desigualdad y de falta de humanidad
Enlace:
[] Noticia: Los pedófilos van por niños a la Alameda
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