Nordin Calvo
Aún
con la carencia de métodos para lograr combatir la situación que se había generado a raíz de la Revolución Industrial, las
ideas emergidas de esta corriente fueron de gran relevancia ya
que sirvieron de base para la implementación de verdaderas acciones
que favorecerían a la clase trabajadora.
La
corriente del socialismo utópico, pretendía alcanzar una sociedad
idealizada, perfecta, en la que el hombre se relaciona en armonía e
igualdad, con ideales llevados a la práctica mediante la voluntad
pacífica. Debido a ello, tales ideales se convirtieron en irrealizables en el momento de su
formulación. Estas soluciones, concordando con el pensamiento de
Marx, fueron útiles cómo un parche sobre las relaciones inequitativas de
los trabajadores.
La
solución que proponían, para una inmediata repercusión, se encontraba en la lucha
del proletariado, quien estaba sometido a una vida precaria en la cual laboraba durante largas jornadas de trabajo, en donde el trabajo femenino e
infantil era explotado, en donde los salarios eran bajos; situaciones que surgieron debido al entendimiento versado en la incapacidad de la
explotación del trabajo asalariado como medio para socializar la
riqueza.
Majestuosas ideas con alusión a la defensa de los derechos de la clase trabajadora surgieron de grandes
personajes que propugnaron la intervención estatal para mejorar la
participación de las clases populares, así como la protección de
niños y mujeres, la igualdad de sexos y la asistencia sanitaria.
Entre esas ideas encuentro de mayor relevancia, las
aportadas por Meslier, ya que exhortando la unión de los trabajadores y su
alzamiento contra los tiranos, pretendía dar paso a un Estado en
donde no hubiera ricos ni pobres, opresores ni oprimidos, holgazanes
y personas agotadas por un trabajo superior a sus fuerzas. Este deseo
por evitar la fracción se ve entorpecido en la actualidad, es clara
la necesidad de la distinción entre ciertas clases sociales, siendo
meticulosos en evitar el extremismo entre una y otra; claro ejemplo
notamos al estar sujetos a una ley que diferencia entre un tipo de
salario mínimo y otro, siendo esta idea exteriorizada en su tiempo
por Saint Simon, “cada uno debe de ser clasificado y remunerado
según su capacidad y su trabajo”.
Morell, haciendo alusión al derecho al trabajo, decía que “el
trabajo es obligatorio para todos los ciudadanos”; esto,
perfectamente lo podemos ver reflejado en nuestros tiempos en el
artículo tercero de la Ley Federal del Trabajo; “El trabajo es un
derecho y un deber sociales. No es artículo de comercio, exige
respeto para las libertades y dignidad de quien lo presta y debe
efectuarse en condiciones que aseguren la vida, la salud y un nivel
económico decoroso para el trabajador y su familia.”; al mismo
fondo hacía referencia Cabet. Con Gerrard Winstaley interpretamos el
pago en especie, con la intención manifestada en la propugna por el
trueque. Desatención grave mostraríamos en caso de omitir a Santo
Tomás Moro, otorgándole reconocimiento por introducir la idea del
trabajo de seis horas obligatorio, permitiendo el ocio y el placer
“moderados”, tema concernido en la segunda parte de su “Utopía”.
No
por carecer de relevancia, sitúo las ideas consecutivamente citadas;
la creación de falanges, unidades de producción y consumo cuya
finalidad era la de resolver las condiciones sociales deplorables,
propuestas por Fourier y la asignación de trabajo basado en el
talento, denotan la aplicación teórica plasmada en artículos
reguladores de relaciones laborales.
Al trabajo de Robert Owen,
enfatizaré mayor importancia, debido a la trascendencia obtenida;
propuso la defensa de intereses de los trabajadores por medio de
Sindicatos de masas de ámbito estatal, impugnó por la prohibición
del trabajo infantil, por la remuneración con salarios justos, la
determinación de cantidad máxima respecto a horas de trabajo (diez
horas y media), Absurdo sería pasar por alto, el hecho de ser un
reformador del trabajo industrial, pues en la misma fábrica donde él
era dueño, implementó medidas de beneficio para el obrero, como la
supresión de las labores penosas y mantenimiento del salario en
épocas de reducción de ventas.
Tras
el análisis dado en forma de opinión, llegamos a plantear el
desconocimiento de los utópicos de la verdadera realidad social y económica en la
que se encontraban durante aquellos tiempos; y que a pesar de la
tentativa de cambio que buscaban, a través de buenas intenciones, no lograron.
Era una sociedad afectada por males y problemas que de una forma u
otra, se proyectan hasta nuestros días.
Fuentes
Cappeletti,
Angel J., El
socialismo utópico,
Rosario, Grupo Editor de Estudios Sociales, 1968.
Engels,
Federico, Del
socialismo utópico al socialismo científico
[1880]. Lautaro, Buenos Aires, 1946.
Fourier,
Charles, El
nuevo mundo amoroso (manuscrito inédito),
Siglo Veintiuno, México, 1967.