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martes, 22 de diciembre de 2009

Falsos estetas, falsos mecenas.

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Parece que los grandes baluartes del celuloide mexicano lograron ganarle otra cruzada al eterno enemigo: la Hacienda pública.

Con un título que revela el regodeo de los grandes intelectuales, que velan por la preservación de la cultura en nuestro país, el famoso tabloide –y no por sus dimensiones– El Universal, enteró (ojalá fueran sus respectivas contribuciones) el alegre anuncio a sus lectores: ¡Rescatamos al cine!

En la nota se destaca que los cineastas mexicanos le ganaron una “batalla” a la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, ya que el subórgano del ejecutivo, –encargado de proyectar los ingresos de la Federación y cobrar los impuestos, contribuciones, derechos y demás exacciones que las leyes fiscales prevén– considera que el artículo doscientos veintiséis del la Ley del impuesto sobre la renta, hace que las empresas privadas crecieran su patrimonio al invertir en la industria cinematográfica.
El mencionado artículo establece, en la parte que nos interesa:

Artículo 226. Se otorga un estímulo fiscal a los contribuyentes del impuesto sobre la renta, consistente en aplicar un crédito fiscal equivalente al monto que, en el ejercicio fiscal de que se trate, aporten a proyectos de inversión en la producción cinematográfica nacional, contra el impuesto sobre la renta o el impuesto al activo que tengan a su cargo en el ejercicio en el que se determine el crédito. En ningún caso, el estimulo podrá exceder del 10% del impuesto sobre la renta a su cargo en el ejercicio inmediato anterior al de su aplicación.

Cuando dicho crédito sea mayor al impuesto sobre la renta o al impuesto al activo que tengan a su cargo en el ejercicio en el que se aplique el estímulo, los contribuyentes podrán acreditar la diferencia que resulte contra el impuesto sobre la renta o el impuesto al activo que tengan a su cargo en los diez ejercicios siguientes hasta agotarla.

De lo anteriormente transcrito, colegimos dos puntos de importancia:

1. Que los conspicuos actores, productores y demás integrantes del gremio cinematográfico, en realidad no son tal, es decir, no son tan brillantes para crear obras de la calidad suficiente para que los millones de mexicanos que asisten a las salas proyectoras, elijan ver una creación nacional. Entonces, necesitan de los mecenas de la inversión privada, para que subsidien los esperpentos en serie que se dedican a realizar, nuestros abyectos artistas

2. Que estos mecenas, tampoco tienen esa calidad, más bien son expertos evasores de las contribuciones que constitucionalmente tienen obligación de pagar, en forma proporcional y equitativa.

En conclusión, esta gentalla, llámesele actor, productor, director… le roban de forma sistemática al Estado mexicano, ya sea a través de los dineros otorgados a través de fideicomisos públicos, para crear cintas que a nadie dejan satisfechos; o con inversión en “obras pías”, con el objetivo de poder deducir el impuesto sobre la renta.

Enlace:

[] Noticia: ¡Rescatamos al cine!

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